El presidente de la Sectorial del Ajo de Asaja, Miguel del Pino, ha informado del comienzo de la recogida y el arranque mecanizado del ajo en la provincia de Córdoba en una campaña que cuenta con una previsión de reducción de cosecha al disminuir la superficie sembrada en más de un 50 por ciento respecto a la temporada anterior por la falta de agua.
Y es que la situación de emergencia por el bajo nivel de los embalses en los pasados otoño e invierno originaron que un gran número de productores optaran por no sembrar al no contar con los recursos hídricos suficientes como para que el cultivo se desarrollase con garantías.
Según los datos de la Sectorial del Ajo de Asaja, que preside, Miguel del Pino, esta disminución respecto a la temporada anterior, que ya experimentó una bajada sensible, supone que la superficie total se quedará muy por debajo del millar de hectáreas, una cifra que contrasta con las 2.000 que se han venido registrando los últimos años, y que “obviamente repercute en una brusca disminución de la producción”.
El cultivo del ajo requiere una inversión anual muy cuantiosa según Miguel del Pino, entre los 12.000 y los 13.000 euros anuales por hectárea, por lo que el hecho de que en el momento en el que se llevó a cabo la siembra, entre octubre y diciembre, “no hubiera muchas esperanzas entre los productores de poder contar con agua para que la cosecha fuera rentable por el estado de la Cuenca del Guadalquivir provocó que optaran por no cultivar aquí e irse a otras provincias como Granada, Málaga o Ciudad Real con más recursos hídricos”.
En su opinión, parece que la situación para la próxima campaña “puede ser más halagüeña”, con las dotaciones hídricas para verano y otoño que recientemente ha aprobado la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), y que son superiores a los 750 metros cúbicos por hectárea aprobados el año pasado. No obstante, hay que seguir lamentando la situación del Genil-Cabra, de mucha importancia para los municipios donde se siembra la mayor superficie del ajo y por el que apenas circula el agua al estar colmatado de barro.
Ahora mismo, la situación del cultivo en campo es bastante buena gracias a las precipitaciones del mes de marzo, por lo que, aunque habrá menos cosecha al reducirse la superficie sembrada, “la calidad se espera que sea magnífica”, pero siempre dependiendo de las condiciones meteorológicas.
En referencia a las cotizaciones, “parece que ahora mismo hay unos precios interesantes como consecuencia de la menor cantidad de existencias en el mercado”, pero hay que esperar que esta inercia continúe en los próximos meses siempre que no sigan llegando producciones desde Egipto, como viene ocurriendo últimamente.
Por último, resaltar que tal y como pasa con muchos más cultivos, en los últimos años ha disminuido notablemente la rentabilidad del cultivo debido al fuerte incremento de los costes, lo que también contribuye a la pérdida de superficie en los últimos años a lo que también ha ayudado las limitaciones impuestas desde la Unión Europea para el uso de determinados productos fitosanitarios.