La organización que representa a los viticultores de carácter familiar, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), ha celebrado una rueda de prensa para explicar las causas de la crisis en este sector y las medidas que pueden detenerla.
“Podemos resistir la embestida del cambio climático, pero no del mercado”. Es la advertencia de los viticultores que estas semanas están en plena vendimia. Un sector fundamental para España, presente en más del 40% de los municipios, del que depende el 2% del PIB nacional y crea más del 2% de los puestos de trabajo del país.
“Somos importantes para nuestros pequeños pueblos y estratégicos para todo el territorio”. España es el primer país en superficie y producción y el tercero en exportación.
Causas y cifras de la crisis
El responsable sectorial de UPA, Alejandro García-Gasco Alcalde, ha hablado de la falta de rentabilidad y la amenaza del cambio climático como principales retos que enfrenta el sector. Sin embargo, los productores están esforzándose para adaptarse a la cuestión ambiental a pesar de los graves problemas causados por la cuestión económica.
La razón mayoritaria es el incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria “de la que no se salva ninguna zona”, han señalado desde UPA. Y es que en todos los territorios han detectado casos de industrias que no firman un contrato previo con los viticultores. “No nos ha temblado la mano y hemos hecho denuncias ante las que la AICA (Agencia de Información y Control Agroalimentario) ya ha hecho inspecciones”, ha dicho García-Gasco.
El representante de UPA ha puesto un ejemplo muy significativo: “En el sector del aceite o de frutos secos se habla en euros por kilo de aceituna y de pistacho o almendra, pero en el viñedo se habla de pesetas por kilo de uva para que aparente algo. Es indigno. Un kilo está sobre 30 céntimos y es necesario sobre un kilo y medio para elaborar una botella de vino”.
García-Gasco ha reconocido la influencia de la política internacional en este campo, donde “preocupan las próximas elecciones en Estados Unidos, porque el señor Trump puede volver a poner aranceles al vino español”. José Manuel Delgado ha recordado el daño causado por el Brexit: “Ante los aranceles de nuestro producto, en Reino Unido empezó a aumentar la importación de otros países como Australia”.
Además, desde UPA han indicado “alarmantes descensos” en el consumo que también tiene su repercusión en la “asfixiante falta de rentabilidad”. Una cuarta parte de lo que consumimos se queda en España, el resto se va fuera. Pero tanto a un lado como al otro de la frontera, el consumo ha descendido mucho desde el estallido de la crisis del COVID.
A esto hay que sumar los movimientos antialcohol que meten en el mismo saco el alimento de la vid con otros productos sin importancia social y económica en España, como son las cervezas y los espirituosos. Ante el último de estos ataques, el anteproyecto de Ley lanzado por el Ministerio de Sanidad el pasado mes de julio para frenar el consumo de alcohol en menores, UPA ha pedido la protección del Ministerio de Agricultura (MAPA) para el sector vitícola, “el vino nada tiene que ver con los problemas de consumo entre menores”.
Todo esto se hace palpable en la demanda de plantaciones de nuevo viñedo: ha bajado un 45% en comparación al año pasado. También en el descontento de quienes vienen operando: hoy en la zona de Ribeira Sacra, Galicia, se movilizaban los productores por el anuncio de la industria de no coger la uva este año.
Llamada a Europa
UPA ha recordado que esta crisis se extiende a toda Europa, a la que ha pedido que actúe para apoyar al sector. En ese sentido, el próximo 11 de septiembre se reunirá el Grupo de alto nivel sobre el futuro del sector del vino creado por la Comisión Europea.
UPA ha planteado medidas dirigidas a dicho Grupo, consensuadas con carácter general con el conjunto del sector en la interprofesional del vino) y ante el MAPA
Decálogo de propuestas
Desde UPA, los viticultores profesionales proponen a todas las Administraciones el siguiente decálogo de medidas que, en su opinión, puede mantener la importancia del sector “si se aplica de manera urgente”. De hecho, en julio UPA ya remitió al MAPA las dos últimas propuestas de cara a la modificación de la ISV (intervención sectorial vitivinícola) en el PEPAC:
- Congelación de autorizaciones de nuevas plantaciones para 2024, 2025 y 2026.
- Transferir recursos no utilizados de un año a otro (Intervención sectorial vitivinícola en el PEPAC).
- Ayudas a arranques en diferido (ampliación del plazo de reestructuración)
- Ayudas a arranques definitivos con carácter social.Al contrario de los dos arranques producidos anteriormente, que la PAC relacionaba con el rendimiento, en este UPA pide fondos extraordinarios dirigidos a viticultores mayores o que quieran dejar el sector. “Queremos que se vayan dignamente solucionar una crisis que no han causado ellos sino el mercado y el consumo”.
- Flexibilidad en la capacidad de reacción ante crisis.
- Mantener los fondos europeos para la promoción del producto.
- Apoyo a las actuaciones en relación a los efectos del cambio climático en el sector vitivinícola: adaptación, mitigación y sumideros.
- Reforzar la investigación e innovación en el sector (nuevas tecnologías, nuevas variedades adaptadas al cambio climático, etc.)
- Apoyo a la producción de vino ecológico (producción en incremento que ya supone en España más del 16% de la superficie de viñedo, siendo el primero a nivel mundial).
- Apoyo a las inversiones en explotaciones vitícolas, medida que ya se aplica en los países de nuestro entorno y sin la que nuestro sector puede quedarse atrás.
- No conceder ayudas públicas de inversión o promoción a aquellas empresas que incumplen la Ley de la cadena agroalimentaria.
Previsión de la campaña actual
UPA prevé una cosecha normal, de alrededor de 38 millones de hectolitros, después de dos años de muy bajas producciones, en especial la de 2023. Se parte de un nivel bajo de existencias (un 16,5 % inferior al año pasado).