Planas: veni, vidi, fugi

Veni, vidi, vici. Es un dicho que me quedó marcado en la mente durante las escasas horas que dedicó aquel Paco Cobos que acababa de cambiar la bici por la Piaggio Zip de 49 centímetros cúbicos de mi hermano y que tenía, como buen niño de provincia, una prioridad: sacar la nota para montarse en unos de esos trenes que viajaban hacia el norte y abrir su mente en otros terrenos que no fuera su lugar de nacimiento.

Ayer por la tarde, al presenciar la visita invisitada del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha aparecido en mis pensamientos este dicho, aunque no muy en favor del mandatario socialista.

Creo que fue mi profesor de latín el que comentó que lo de veni, vidi, vici lo dijo un tal Julio César cuando el Senado Romano le pidió explicaciones de alguna de sus batallas a las que había acudido el militar sin permiso del órgano democrático.

Vine, vi, vencí. En tres palabras respondió a toda una exigencia de la por entonces República Romana. Hoy, he desempolvado mi antiguo diccionario de latín que llevaba cuatro años sin abrir para adaptar la respuesta que, imagino, daría Planas en caso de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le pidiese explicaciones de su paso por Montilla. Veni, vidi, fugi, diría Planas. Vine, vi (si acaso me dio tiempo a ver) y huí.

Y es que podría decirse que el ministro llegó yéndose, ya que si alguien le vio por tierras montillanas sería por la ventanilla del coche o, en caso de ser muy afortunado, recorriendo los dos metros que separaban el vehículo oficial de la puerta del Ayuntamiento.

En mi caso, me enteré de la visita del titular de Agricultura cuando llegó a la redacción una convocatoria de prensa que anunciaba un encuentro entre el ministro y agricultores de la zona. A los escasos veinte minutos recibimos una sustitución: el encuentro sería algo más íntimo, en exclusividad con el alcalde de Montilla, Rafael Llamas.

20 minutos. Imagino que sería el lapso de tiempo en que el personal del Ministerio tardó en constatar que no hay agricultor que quiera reunirse con Planas, al menos para manifestarle su apoyo. De hecho, Asaja Córdoba ha publicado un comunicado en el que achaca al ministro que se pasee por la provincia “para hacerse fotos” en lugar de atender las necesidades del sector.

Según defienden, la “nefasta” reforma de la PAC que “ha impuesto” el Ejecutivo podría “suponer el fin de la viñas en la zona Montilla-Moriles”. Asimismo, mientras que la sequía reduce cosechas y ahoga en un yermo de tierra seca a los agricultores, la reforma agraria sube los impuestos para la renta de 2022, año en que la cosecha de uva batió récords siendo la más baja de la historia de la región, con “una merma de un 45% menos que lo registrado en un año normal”, que se dice pronto.

No pensará lo mismo el primer edil montillano al que, por cierto, tampoco se le ha visto el pelo durante la visita de Planas, y que nombró Capataz de Honor de la última vendimia, cuando ya se sabía lo de la reforma de la PAC, a un mismo que parece buscar, según Asaja, la inviabilidad del cultivo de la vid.

En este sentido, y sin saber qué se habrá comentado en la visita invisitada del ministro a puerta cerrada y ventana tapiada, habría que pedirle a Rafael Llamas que ponga a Montilla por encima de las siglas políticas y muestre públicamente su defensa de los agricultores montillanos.

Por su puesto, señor alcalde, siempre podremos hablar de lo bien asfaltadas que están las calles que pisó el coche oficial del ministro, que lo están, y seguir obviando a los agricultores que hacen posible la mejor marca que exporta nuestra localidad al exterior, la denominación de origen Montilla-Moriles.

Paco Cobos

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