
Cuando llega el momento de la Jubilación, “Retiro de un empleo público o privado, una vez cumplidos ciertos requisitos de edad, tiempo de labor y aportes con derecho a recibir una remuneración periódica”, es cuando haces balance de un periodo de tu vida, de la experiencia vivida y de todo cuanto has dado y recibido, habiendo escrito un libro, tu libro, ordenado en capítulos y todos ellos llenos de vida, esa vida que ha conformado la tuya y en donde cada uno de ellos y de ellas, ha escrito renglones diversos con sus propias vidas y que siempre te han hecho crecer.
Cuando ese balance implica toda una vida, es cuando te das cuenta de la importancia que ha supuesto “ser maestro” y cómo tu vida ha estado en función de una decisión y determinación, libremente elegida, que ha supuesto una entrega total a esta tarea, tarea bonita y dura al mismo tiempo, elegida en libertad y que te hace crecer en todos los aspectos de la vida. Suelo utilizar el término maestro como atribuido a cualquier sexo o tendencia.
Cuando se acerca el momento de la Jubilación, haces balance de lo aprendido y de algunas de las Esencias a tener en cuenta para desarrollar este Proceso de Enseñanza-Aprendizaje con garantías de éxito, teniendo en cuenta siempre que, tu experiencia es sólo tuya y que tu visión, va siempre en función de la experiencia vivida y que puede ser muy distinta en cada uno y en función de la misma. Cada uno tiene su verdad, consecuencia de la experiencia vivida y compartida, respetable donde las haya, que potencia la tolerancia, que es la base de la convivencia.

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario, siempre desde mi experiencia, combinar el CREER CON EL QUERER, CON EL SABER Y CON EL PODER.
Creer en lo que haces es la base del caminar en la difícil tarea de educar y unido al querer de forma voluntaria, hacen emprender un camino en la que tienes que saber tu oficio y lo que ello conlleva, teniendo como plataforma para desarrollar tu tarea, el poder hacerlo, creando el espacio adecuado para desarrollarlo. Cuatro elementos que deben ir unidos si queremos garantizar con éxito el proceso que iniciamos en cada persona.
Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario, compaginar el ser eficaz y al mismo tiempo justo. Desgraciadamente podemos ser eficaces sin ser justos y es algo que predomina en un amplio sector de la población.

Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario hacer sentir que los quieres. Es insuficiente decir te quiero si no va acompañado de que sientan que los quieres. Ya lo decía una canción. ”Un te quiero, acompañado de un gesto, es mejor que imaginarlo.”
Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario emocionar enseñando, a sabiendas que se aprende lo que emociona. La Pedagogía, La Psicología y la Didáctica al enseñar es
fundamental y por ello no todo el mundo sabe ser un buen maestro, a pesar de que también está muy extendido el querer ser maestros sin serlo.
Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario combinar cuatro aspectos necesarios para potenciar el equilibrio personal y que se sustenta en educar el nivel cognitivo, el nivel emocional, la educación en valores y el fomento de habilidades sociales que permitan un desarrollo en el mundo que les ha tocado vivir, adquiriendo hábitos saludables, en todos los sentidos.
Se puede ser un fenómeno a nivel cognitivo y ser un caos a nivel emocional…; ser un fenómeno en conocimientos y no tener valores ..que aseguran conseguir un fin sin importar los procedimientos…; ser un pedazo de pan ,pero no saber decir no…; todo un mundo de combinaciones que no favorecen el equilibrio personal……
Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario ser competente, disponer de los conocimientos necesarios para ejercer tu tarea, los medios y las estrategias que la propia experiencia te va enseñando, para dar una respuesta equilibrada a cada momento y situación.
Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario tener siempre presente que la paciencia es el gran “arma” a utilizar y la prudencia, ese gran valor que hace que tus decisiones, sean lo más acertadas posibles, teniendo en cuanta las distintas sensibilidades e intentando ser empático para entender lo que el otro puede sentir.
Para que este proceso sea garantía de éxito es necesario planificar el trabajo a llevar a cabo, desde la constancia, la dedicación y el saber hacer, preparando la tierra con un buen abono, capaz de hacer germinar esas semillas que constantemente intentas esparcir. “Unas caen en tierra buena, otras a la vera del camino, otras en terreno pedregoso, otras…” A veces recoges, otras están ahí y lo mismo en algún momento brotan, otras se las comen otros “pajarillos”, otras se pierden por los distintos vendavales que aparecen y otras germinan, crecen de forma adecuada, se van haciendo fuertes y suelen dar fruto allí donde se encuentran.
Esa es nuestra tarea, sembrar, preparar la tierra y dejar crecer. Ya sólo hay que dejar que ” el propio caminar les indique el camino a seguir”, teniendo como base la familia, a sabiendas que es la primera Escuela, para toda la vida.
He aprendido sin duda que, esta tarea es vocacional si queremos disfrutar de ella y al mismo tiempo, percibiendo unos honorarios por disfrutar, combinación perfecta donde las haya.
Al comenzar esta pequeña reflexión he hecho alusión a lo que la RAE define como Jubilación, utilizando las palabras “retiro de un empleo”. Posiblemente se queda corto el término empleo al entender que de este “empleo” no se retira nadie que no quiere, entre otras cosas, porque en la vida que resta, aún hay muchas cosas en las que puedes seguir siendo un “maestro”.
Las nuevas tecnologías, posiblemente nos hacen ser más competentes en muchas cosas, pero la que no puede faltar es la Educación desde el contacto, desde la mirada, desde la complicidad, desde la cercanía… entre otras cosas porque desde ahí, es desde donde se puede emocionar, base para poder enseñar y aprender. Educar con el Co-razón es algo que las nuevas tecnologías no van a ofrecer y siempre será necesario para que este proceso sea garantía de éxito.
Queda claro que por el mar no corren las liebres ni por el monte las sardinas, que es lo mismo que decir que no todos saben ser maestros, aunque muchas personas, quieran jugar a serlo u opinar sin saber, entre otras cosas porque ser maestro, no es un juego. Ser maestro es un arte y para ello es necesario creer, querer, saber y poder.
Dedicado especialmente a los ya” jubilados” o a punto de “jubilarse”, además de a todos los
docentes.

Maestro