La renuncia de las chicas Ye Ye

Hubo un tiempo en que se cantaba a la expresión del amor, en el que se decían las cosas a la cara. Se gritaba eso de “que no te quieres enterar, que te quiero de verdad”. En esos tiempos, España se modernizaba y soñaba. La ciudadanía lo hacía con una sociedad moderna, laica, de expresión liberada. Los políticos con el horizonte democrático.

Ahora las cosas han cambiado. La estrategia, las medias verdades, las atrevidas indirectas por redes sociales gobiernan en el amor, y en la política, y en todo. Los ciudadanos ya solo sueñan con tener un piso de 40 metros en co-propiedad. Los políticos, solo piden aquello a lo que se dedican, el poder. Más y más poder justificado en representar a una población a la que mienten.

Y lo hacen. Porque mentir, según nuestro presidente, “es decir algo que sabes que no es cierto con la intención de engañar”. Y eso, lo hacemos todos.

Mentir es negar que te gusta alguien a sabiendas de que decirlo te convierte en el débil. En un mal estratega cuya sinceridad es el arma homicida de tus oportunidades. La franqueza sentimental descubre tus cartas ante chicas Ye Ye que dejaron de cantar la verdad para utilizar toda la información a su favor como lo hacen los buenos políticos.

Alsina avisaba en el su discurso al recibir el premio Cerecedo, “temo que la política está siendo sustituida por la religión política”. Se quedó corto. Yo temo que la religión política es mucho más que lo referente a las urnas. Creo que es una manera de pensar, de despreciar el legado de las chicas Ye Ye, de maquinar nuestras vidas, el trabajo, la familia, el amor.

Toda acción tiene un motivo al igual que todo asesinato tiene un móvil, por insignificante que sea. Ya no se dicen las cosas como son. Ya no se apela a la raíz, se hace al objetivo. Mientras más desarrollamos nuestra estrategia, menos hablamos como lo hacen los adultos, a la cara. Sino que solo apostamos cuando llevamos la mano ganadora.

Ya no se lleva eso de tirarse sin paracaídas a expensas de caer en el ridículo. Ya no se ven esos faroles de all-in con pareja de cuatros. Del ridículo resignado sin demasiada justificación más allá del “quien no arriesga no gana”. Esos de las repudias entre risas:

  • Pero cómo vas con una pareja de cuatros.
  • Había que intentarlo.

También de los comentarios veraces pero hirientes. De las verdades dolorosas a la cara que destrozan al principio, pero no alargan el sufrimiento del rechazado. Aquellos en los que no se guardaba la bala en la recámara. No se otorgaban falsas esperanzas ni se callaba por tal de no herir al otro.

Echo de menos esos tiempos de la verdad. Extraño épocas que quizás ni si quiera haya vivido.
Incluso de las que no tengo la seguridad de que hayan existido, pero sí la certeza de que, si
alguna vez se instalaron en la sociedad, han pasado a mejor vida.

Ha muerto Concha Velasco y, con ella, cualquier resquicio de las chicas Ye Ye.

Paco Cobos Periodista

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2 comentarios en «La renuncia de las chicas Ye Ye»

  1. Cada día me sorprendes. Has ganado terreno, te mueves ya como pez en el agua, llegando a todos los resquicios. Un buen artículo Paco, muy buen

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