La democracia participativa inaugura la precampaña municipal

Arranca una de mis etapas favoritas del año, la precampaña electoral. Aunque soy consciente de que vivimos en una campaña perpetua en la que las decisiones son electorales y no políticas, ésta se intensifica cuando faltan pocos meses para decidir tu voto.

Esa etapa de la temporada – porque raro es el año en el que no votamos algo – en la que se intensifican las decisiones y los mantras de la comunicación política.

Es algo así como una fruta de temporada. Tú puedes llegar al supermercado en cualquier época del año y hacerte con alguna que otra docena de uvas, pero si te las tomas recién traídas de la vendimia de Montilla – Moriles en una calurosa tarde de agosto saben mejor. Aunque te de cosa comer muchas vaya a ser que luego no haya para vino.

Democracia participativa

Y en el comienzo de esta maravillosa, comunicativamente hablando, y mentirosa etapa ya se
empiezan a divisar los primeros coletazos de lo que llegará en cuestión de semanas, cuando tengas que decidir contra quién votas. Una de las primeras novedades de esta precampaña es la universalización de la democracia participativa.

Esta es una solución propuesta por algunos sociólogos que sostienen que la solución al
desencanto político y pasotismo general de la sociedad pasa por la inclusión de los ciudadanos en las decisiones políticas diarias. Algo que sería posible gracias al desarrollo de la redes sociales y aplicaciones que permiten el feedback (comunicación bidireccional) del ciudadano al gobernante.

En España, hasta hace más bien poco, era una utopía progresista. Nadie se lo había planteado hasta que un señor con coleta dijo en la Puerta del Sol que su plataforma iba a ser la que más tuviera en cuenta a sus bases y afiliados. Acabó ese tal Iglesias por ser el más ‘macho alfa’ mandón al que nadie le tosía. Pero ese no es el caso.

El caso es que varios candidatos a las municipales de ideología muy distinta han anunciado un número de teléfono para que los ciudadanos aporten ideas para confeccionar su programa electoral vía Whats App.

Lo que no se plantea a nivel nacional por la complejidad de lo discutido (conozco a muchos que crucificarían leyes no por el contenido sino por el autor), ha resultado ser una gran herramienta comunicativa para que los ciudadanos se sientan escuchados a nivel local.

Herramienta comunicativa o quizás de campaña, porque habrá que ver si esas propuestas
ciudadanas se pierden por el camino entre el 28M y el día de la toma de posesión.

Tiro la piedra, escondo la mano

Aunque no es tanta novedad para los vitivinícolas, ya que en Montilla teníamos algo parecido. El equipo de Gobierno actual tenía una brillante idea que cambiaría el futuro de los montillanos para siempre. La filtraba y luego esperaba a ver lo que se comentaba en las tabernas y encuentros sociales del municipio.

Si la sensación era buena, se hacía. Si por el contrario las quejas eran unánimes, era solo una
idea, una propuesta sin importancia que no se acababa haciendo. Los que lo denuncian claro, somos los alarmistas.

  • Cómo os ponéis. Era solo una propuesta.
  • ¿Y si no nos hubiésemos quejado, qué hubiese sido?

Algo así pasó con aquella fantástica idea de cambiar los días fuertes de la Feria del Santo a la de la vendimia en septiembre, ahora en el olvido.

Solo falta saber si los candidatos a la alcaldía de Montilla, cuando los haya que ya va siendo
hora
, se adhieren a esta moda de la democracia participativa. ¡Ah! Y si lo cumplen pasada la
jornada electoral.

Paco Cobos

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