Educar al que no quiere: las instituciones

Ésta es la tercera reflexión en referencia al mismo encabezamiento y que se ha concretado en el profesorado , familias e Instituciones como elementos determinantes en el Proceso de enseñanza y aprendizaje.

La presencia de las instituciones es fundamental y posiblemente deben serlo más, respetando la autonomía de los centros, generando enlaces que posibiliten una buena gestión y que haga de la escuela el lugar adecuado, con servicio y mantenimiento adecuados para el desarrollo de la labor educativa.

Dichas instituciones, entre éstas, los ayuntamientos, son conscientes de la ingente labor de altavoz que realizan los centros y por ello es necesario, no sólo, ver de vez en cuando…sino reconocer que las escuelas e institutos son una forma de desarrollo de las propias instituciones, a sabiendas que, sin ellas, tendrían muy limitado el compendio de actuaciones que llevan a cabo.

Por ello, hay que mimar a los centros educativos. Los mismos son elementos de desarrollo de las instituciones y éstas, sin los centros, dejaría de desarrollar infinidad de planes y Proyectos planificados en cada año escolar. Los centros no deben estar sólo al servicio de las instituciones, sino que la dependencia entre ambas partes debe ser exquisita, para que los objetivos se cumplan por ambas partes.

Por ello son tan importantes los enlaces de forma permanente y utilizando los procedimientos adecuados. Debe ser por tanto una prioridad absoluta por parte de cualquier opción política.

Las instituciones igualmente contribuyen a trabajar por un espacio y por unos sistemas educativos que propicien que los que no quieren y los que quieren y los que quieren y no pueden, sean atendidos como se merecen.

Por un lado es difícil atender al alumnado arriba referido , con la atención que se merecen , cuando en los centros existen graves dificultades para que los mismos sean atendidos de forma efectiva y un responsable del equipo de Educación Educativa asiste al centro de forma muy limitada y donde los informes, los dictámenes , las indicaciones , los planes de recuperación y de actuación van un tanto por detrás de las exigencia del propio alumnado y familias que demandan una mayor urgencia en las determinaciones y en las ejecuciones de dichos programas.

Esto también influye en que este alumnado, que ya de entrada no quiere o mejor dicho paga las consecuencias de las situaciones referidas en el artículo anterior; educar al que no quiere: familias o educar al que no quiere: profesorado, no sea atendido en la forma y tiempo que las necesidades exigen, sino que tienen que esperar largos tiempos y complejos procesos para poder poner en funcionamiento aquello que necesitan y con los materiales adecuados para ello. Una mayor agilidad en su puesta en marcha, obtendría mejores resultados, en vez de tardar tanto en su puesta en marcha.

Por otro lado es difícil atender al alumnado referido y al resto, cuando las instituciones, mantienen una actitud de querer pero no se llega a aterrizar en la forma más fluida en relación a la utilización de canales de información a través de los Consejos escolares, las Ampas , los Claustros o las mismas Direcciones para atender las demandas de forma real y no de forma parcial, pasando el tiempo y no adoptando las medidas en tiempo y forma.

Muchas veces, los problemas no están en los mismos ayuntamientos, sino que los mismos dependen de un proceso burocrático bastante complejo en el que se ven involucradas otras Instituciones superiores. De todos modos, debería existir un mayor mimo exquisito hacia los centros, ya que ese papel de altavoz y de gestor del propio centro en referencia a la cantidad de programas que se solicita la colaboración de los centros, por parte de ellos, es ingente y a veces es difícil dar respuesta a todas las demandas.

Lo que considero también de gran importancia es, mantener el equilibrio y adoptar la postura de mediador, en todos aquellos programas deportivos, certámenes y concursos, con el fin de evitar favoritos y perdedores que pueden generar malestar entre los centros de una misma localidad motivado por el anhelo de ganar en un ranquin por saber quiénes son mejores y cuáles peores, no utilizando los mismos medios y tiempos para el desarrollo de los mismos, lo que supone un agravio comparativo.

Aquí aparecen aquellos que no quieren, no ya sólo a nivel académico, sino aquellos que no se sienten valorados en los resultados finales. Potenciar las actividades para participar e incentivar toda participación, es mejor que incentivar las competiciones para ganar y en vez de participar jugando, se convierta en competir para ganar y ser el primero, como si eso estuviese unido a “ser mejor”. Potenciar las actitudes de respeto es más favorable que potenciar las actitudes, que a veces pueden rozar situaciones indeseadas.

Siempre que haya necesidades, es necesario poner más empeño, con el fin de aumentar el sentido de justicia social, evitar agravios y así dar respuesta a las demandas básicas necesarias para una buena armonía, cubriendo las necesidades básicas necesarias para una mayor igualdad entre todos.

La situación de algunos Colegios es aún más compleja cuando en los mismos se dan cita muchas y variadas culturas y no se tienen los medios adecuados para la adecuada atención. Es por ello por lo que se debería prestar una mayor atención, más medios y adoptar las medidas educativas básicas y necesarias para su atención. No se puede pedir “peras al olmo” siendo urgente tomar decisiones en estos centros, con alumnado muy diverso y complejo.

Un pueblo, ciudad, país que no pone todo su empeño en la educación, en el conocimiento, en la formación emocional y en los valores, posiblemente sea un espacio sin rumbo, dedicado más a “apagar fuegos” que a ser efectivos a corto, medio y largo plazo.

Paco Llopis
Maestro

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