He pensado en escribir esta carta para expresar mi opinión respecto a las tensiones que hay en nuestro país en referencia al separatismo catalán y que en estas últimas semanas han aumentado.
Yo soy nacida en Cataluña con padres y abuelos catalanes. En mi familia y amigos, hablamos catalán y comemos casi cada día ‘pa amb tomata’ con fuet, he participado en los «Castellers» y me he vestido de «Catalaneta» (traje típico) para ir a la ofrenda de flores en la plaza del pueblo durante mi infancia todos los 11 de setiembre para festejar la Diada de Catalunya, ropa que guardo con cariño para mis futuros hijos. Ya que es una bonita tradición y me gustaría que ellos la siguieran. Pero por muy catalana que me sienta, por encima de todo, yo soy española. También hablo español, como paella casi todos las semanas y me encantan los callos. No comparto la afición taurina, pero tampoco estoy en contra, peores cosas se ven por la tele cada día.
Barcelona siempre me enamora y mi capital es Madrid. Yo entiendo que hablar otra lengua, tener la Generalitat, tener nuestro Estatut d’Autonomia, tener nuestras tradiciones, y parte de nuestra gastronomía diferente al resto del país, pueda crear en alguna un cierto sentimiento de separación o de diferencia pero no estoy de acuerdo en crear una frontera física. Yo he nacido y he vivido con esta unión. Nadie me ha tratado mal y cuando he salido de mi comunidad autónoma me han respetado como una más.
Hasta ahora solo he conocido esa unión. Los artistas catalanes como Serrat o Jordi Sánchez han sido reconocidos y queridos en toda la España. Y cuando la televisión era en blanco y negro, Lluís Llach cantaba en catalán en RTVE. Y todas las diferencias que hemos tenido en el fútbol, entre el Real Madrid y el Barça, han desaparecido para jugar como hermanos en representación de España durante todos los mundiales.
En el aspecto económico, no puedo opinar demasiado. Ya que todos los números que la Generalitat ha publicado, seguro que han sido manipulados. De todas maneras, tampoco se han mostrado inocentes con el tema de robar dinero público. Pero aunque fuera verdad que Cataluña da dinero al Estado Español y que este lo destina a comunidades como Andalucía, no me enfada. Me enorgullezco de servir de ayuda y compartir con gente que a lo mejor lo necesita más que yo. Nosotros también hemos mejorado infraestructuras, gracias a tener un mercado amigo en España o con dinero que nuestros vecinos europeos nos han prestado cuando más lo necesitábamos y nadie nos lo ha echado en cara.
A lo mejor Cataluña sería rica sin España pero hay gastos que no hemos contado, como la policía nacional que trabaja en nuestros aeropuertos, los Mossos d’Esquadra, el sueldo de muchos funcionarios y un servicio militar que aún no existe y embajadas por todo el mundo. Cosas que hasta ahora nos lo está pagando la administración central del país. Eso me hace dudar si realmente podemos mantenernos a flote solitos. Y si alguien los va a gestionar como se debe.
Los catalanes que apoyan el separatismo de dicha región española, piden tolerancia por parte de España. Sería una bonita palabra si alguien la aplicara como es debido. La verdad es que ellos mismos insultan a los catalanes que no comparten sus ideas y después exigen hacer su referéndum ya que quieren tener libertad de expresión. Yo hace meses que no puedo expresarme ya que miembros de mi propia familia me han tratado de desertora porque estoy en otro país en lugar de estar con los míos defendiendo mi Cataluña, sin querer entender que mi pasaporte siempre ha sido y siempre será español.
En fin, el objetivo de esta carta es dejar claro que pase lo que pase a partir del 9 de noviembre, yo soy española y también catalana, me mantengo al margen. Me gusta cómo han sido las cosas hasta ahora y no me gustaría que cambiasen estas y si solucionar los problemas que tenemos. Por eso me gustaría votar NO en un referéndum para la independencia. Aunque no lo haré ya que no quiero desobedecer la Constitución de mi país.
Mis sinceros saludos de una catalano-española.
Maria Piqué
