Los alumnos del Inca celebran el Día de todos los Santos representando Don Juan Tenorio

El pasado jueves 2 de noviembre alumnos de 2º de la ESO del I.E.S. Inca Garcilaso han representado la obra de D. Juan Tenorio y han recordado tradiciones y costumbres relacionadas con la celebración del Día de Todos los Santos y los Difuntos.

Desde el departamento de Lengua y literatura española se preparó la dramatización a la que asistieron los diversos grupos en el cementerio creado por varios departamentos que trabajan en el Plan de bilingüismo para recordar fiestas anglosajonas como Halloween.

La actividad supuso un gran reto para los alumnos implicados que con dedicación y esfuerzo llevaron a sus compañeros algunos de los usos y tradiciones que se mantienen en nuestra localidad y ciudades españolas y supuso una manera lúdica y didáctica de acercarlos al teatro y a esta típica obra romántica de José Zorrilla.

Don Juan Tenorio

La acción transcurre en la Sevilla de 1545,4​ en los últimos años del actual rey Carlos I de España. Está dividida en dos partes que no tiene desperdicio.

Primera parte

La obra transcurre en la noche de Carnaval. Hace un tiempo don Juan y don Luis Mejía habían hecho una apuesta doble, la cual trataba sobre «quién de ambos sabía obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año» y «quien de los dos se batía en más duelos y quién seducía a más doncellas». La historia comienza un año después de esa apuesta, cuando don Luis Mejía y don Juan se vuelven a encontrar en la hostería del Laurel de Buttarelli, en Sevilla, donde comparan sus hazañas.

La apuesta se ha vuelto un gran escándalo en Sevilla, sin embargo nadie sabe a ciencia cierta lo que sucede. Durante la noche arriban a la Hostería del Laurel, la propiedad de Buttarelli, en busca de conocer a fondo los detalles, don Gonzalo, padre de doña Inés, que se ha enterado de la apuesta, y va a la hostería a asegurarse de lo que ha oído, e igualmente don Diego, padre de don Juan, que quiere ver «el monstruo de liviandad a quien pude dar el ser».

Los rivales cuentan los muertos en batalla (don Luis 23, don Juan 32) y las mujeres seducidas (don Luis 56, don Juan 72). Al finalizar don Juan queda como vencedor, sin embargo don Luis lo vuelve a desafiar diciéndole que lo que le falta en la lista es «una novicia que esté para profesar». Entonces don Juan le vuelve a apostar a don Luis que conquistará a una novicia y que, además, le quitará a su prometida, doña Ana de Pantoja.

Don Luis, ante las palabras del otro, envía a su criado, Gastón, a avisar a la justicia; mientras que don Juan hace lo mismo con Ciutti.

Al oír el desafío, el comendador don Gonzalo de Ulloa, padre de doña Inés, que llevaba en un convento desde su infancia y estaba destinada a casarse con don Juan, deshace el matrimonio convenido.

A la hostería llegan dos rondas de alguaciles que ponen bajo arresto a los dos nobles.

Don Luis logra salir de la cárcel y va junto a doña Ana para suplicarle que se mantenga firme ante don Juan, que irá tras ella. Don Juan también sale, y en la calle de la casa de doña Ana hace encerrar a don Luis. Luego conversa con Brígida, la beata comprada del convento, que le explica cómo entrar en este sin ser visto.

La última acción de don Juan, para asegurar la apuesta, es llamar a Lucía, la sirvienta de doña Ana, para pedirle que abra las puertas de la casa a cambio de dinero y a las diez de la noche, a lo que Lucía accede.

En tanto, doña Inés lee una carta de don Juan, en la que declara abiertamente su amor hacia ella. Cuando ha concluido, don Juan penetra en la celda, lo que provoca que ella se desmaye. Don Juan la toma y la lleva a su casa. Don Gonzalo llega, tiempo después, a contarle a la madre abadesa que la dueña de doña Inés está comprada y que teme por su bienestar. Aparece entonces la hermana tornera anunciando la desaparición de doña Inés.

En la casa de don Juan, doña Inés cae en las redes del galán. Unidos por su amor, están dispuestos a todo. En ese momento llega don Luis, que quiere matar a don Juan. Casi inmediatamente llega don Gonzalo con gente armada. Don Juan manda a don Luis a una habitación contigua para que espere.

Don Juan se humilla ante don Gonzalo suplicando que le conceda a su hija a cambio de pruebas que él mismo dispone. Don Gonzalo se niega. Don Luis sale del cuarto y trata de aliarse con el comendador para matar a don Juan, pero finalmente resulta ser este último el asesino, dándole un balazo a don Gonzalo y una estocada a don Luis.

Don Juan huye de Sevilla en un bergantín hacia Italia.​

Segunda parte

Cinco años después de la acción anterior, don Juan vuelve a Sevilla, buscando el antiguo palacio de la familia de los Tenorio y encontrando en su lugar el cementerio donde están enterrados don Luis y el Comendador, además del resto de las víctimas muertas a manos de él.

Admirando las estatuas, don Juan descubre un sepulcro inesperado, el de doña Inés, que había muerto de pena al comprender que don Juan y ella jamás podrán estar juntos a pesar de amarse profundamente.

Llegan al lugar Centellas y Avellaneda; la presencia de estos dos viejos amigos hace que don Juan los invite a su casa a cenar junto con el espíritu de don Gonzalo, de donde procede la idea de que se haya basado Zorrilla en El convidado de piedra de Tirso de Molina. Más tarde, mientras cenan, suena un aldabonazo y hace su aparición el espectro del Comendador, que acude con el objetivo de conducir a don Juan al infierno.

Sin embargo el espectro de doña Inés intercede y logra que ambos suban al Cielo entre una apoteosis de ángeles y cantos celestiales.

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