Libertad de expresión, si eso

Hoy es el Día Mundial de la Libertad de Expresión. Me he enterado a las 20 horas de este 20 de septiembre. Resulta que estaba tan ocupado ejerciendo dicha libertad que no me había percatado de que teníamos un día para ella.

Para la libertad. Ese mantra que defendemos o que atacamos depende de si lo que dice el que la ejerce me gusta o no. Todos defendemos la libertad de expresión cuando nos regalan los oídos, igual que la inmensa mayoría somos demócratas hasta que las urnas nos llevan la contraria. Pero cuando no, ¡ay de nosotros! se nos evapora, aunque sea en pequeñas dosis, algo de nuestro sentimiento liberal o demócrata.

Somos seres complejos que quieren libertad, pero poca. Incluso los que se definen como liberales como cualidad innata de su ser, ponen límites a esa libertad ¿Qué se puede y qué no se puede decir?

En mi opinión toda expresión es válida si se hace con respeto. Y tengo mis dudas de la que es sin respeto. No sé. No soy partidario de la ofensa. Pero la ofensa es tal si el que se da por aludido se siente agraviado. O así la entiendo yo.

Yo he criticado, y mucho. Teniendo en cuenta que escribo opinión todos los domingos en este mismo medio, lo raro, e incluso lo contraproducente, sería que no lo hubiese hecho. Y yo me puedo jactar de realizar, dentro de mis limitaciones, una crítica fundada, contrastada y constructiva.

Sin embargo, hay personas que se han sentido ofendidas, o así se me ha transmitido alguna que otra vez. O no me lo han transmitido en el sentido literal, pero se ha notado.

Por lo tanto, no me parece que esas personas sean muy favorables a la libertad de expresión. Aunque si les preguntamos, lo más seguro, es que sean los más galantes de la autonomía de la palabra.

¿Depende entonces esa libertad del que habla o del que se da por aludido? Puede que de ambas. Porque hoy día somos muy dados a la autocensura más que al juicio colectivo, que por supuesto se da, y de forma altamente atronadora.

Pero creo que es más el miedo a la represalia de ciertos grupos o sectores de la población, que la censura propia de un medio, red social o grupos de población lo que propicia que haya opiniones sin dar, temas sin debatir y reflexiones sin meditar.

Son incontables las reflexiones que se han perdido por el camino a causa de la autocensura. Yo mismo, en alguna que ocasión, he sido víctima de ella, a pesar de ser un presumido pasota del ojo público. Una situación que crea y protege a una sociedad con miedo a mirarse al espejo para saber sus debilidades. Y una sociedad incapaz de reflexionar es una sociedad condenada a no mejorar. O lo que es lo mismo, a estancarse en un espacio tiempo que tarde o temprano será parte del pasado.

En cualquier caso, y sin ánimo de ofender a nadie, creeré en la libertad de expresión, moleste o no, aunque no respete a aquellos que que la ejerzan sin aquello que nos hace humanos, la educación.

Feliz Día Mundial de la Libertad de Expresión.

Paco Cobos Periodista

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