
Alcaldes del PSOE e IU pidiendo salirse de la AGSS y crear el area sanitaria campiña sur
Saltaron las alarmas en el Hospital de Montilla porque los dispositivos de radiología dejaron de funcionar. Nadie podía prever semejante escándalo teniendo en cuenta que los instrumentos fueron instalados en 2004, hace tan solo dieciocho añitos.
Ni treinta segundos he tardado en saber que la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) avala que la vida útil de los aparatos de rayos x es de entre 7 y 10 años. Ahora me da por pensar quien será el responsable que lleva casi una década diciendo “yo creo que esto aguanta”, porque hace al menos 8 años que deberían haber comenzado a pensar en cambiarlos.
De cuando el Rey era Príncipe
Para ponerles en contexto, cuando se instalaron los dispositivos de rayos x en nuestra localidad, el todavía Príncipe Felipe se casaba con la todavía periodista Letizia Ortiz, España sufría el mayor atentado de su historia y, casi por consecuencia, José Luis Rodríguez Zapatero juraba el cargo como quinto presidente de nuestra democracia. Todos estos acontecimientos nos suenan a una España muy diferente en la que los teléfonos solo servían para llamar y mandar algún que otro SMS necesitando pulsar 47 veces las diminutas teclas del Nokia para escribir una frase.

Que la Junta actual asumiera el error de no haber cambiado los aparatos durante estos tres años de mandato como que lo hiciera la anterior junta por no haber hecho lo propio en los otros cinco en los que ya era recomendable renovarlos, sería una utopía en la que la conciencia y la cordura serían los valores de nuestros grupos parlamentarios.
La política del todo vale
Ya les adelanto que no ha pasado ni una ni la otra, que los socialistas se han sacado de la manga un As llamado “al PP no le importa la sanidad pública” y los populares han tirado del “oye que vosotros tampoco lo habéis hecho”, como si el hecho de que tu antecesor lo hiciera peor que tu significara que tu gestión es impecable. Y es que hace tiempo que la sanidad ya no importa como concepto social y sí como político. Hace tiempo que usar la sanidad como arma arrojadiza da resultados electorales. Hace tiempo que jugar con la vida de las personas da votos. Es frívolo pero cierto.

Decía la delegada de salud y familias de la Junta de Andalucía de la provincia de Córdoba que las críticas y “la inquietud generada por las quejas realizadas por diferentes sindicatos profesionales no está justificada porque se ha actuado de la manera más rápida y sensata posible”. Para algunos es un logro actuar rápido cuando llegas tres años tarde.
Sí creo que acertó la delegada de la Sección Sindical de CCOO del Hospital Comarcal de Montilla denunciando la situación, cuyo único delito cometido conocido es pertenecer a Comisiones Obreras, sindicato caído en descrédito absoluto al servicio de la política y no de los trabajadores.
Me gustaría trasladarme momentáneamente a un universo paralelo en el que el susanismo sigue gobernando con mano de hierro en Andalucía para ver si esa denuncia se hubiera llevado a cabo.
Es entonces cuando asistimos, expectantes, a tertulias de panfleto político en el que nadie es capaz de verbalizar lo que piensa y no tarda en echar mano del ideario de su partido creando así un debate en el que uno emula a Juanma y el otro a Espadas. Señores, aburre. Juanma y Espadas debatiendo lo local, cada uno acompañado de sus fieles escuderos, esos que se pelean por dejar claro que son más radicales que el que se sienta a su mismo lado de la mesa, pero más al centro.
Se suceden así los datos inconexos que no dejan un reflejo real de lo que implica al ciudadano medio y, peor aún, la ausencia de datos. Aquellos que no tardan en llenarse la boca con proclamas populistas llevando a debate suposiciones propias con frases como “seguro que sale más cara” o “probablemente ese aumento haya ido a parar a los conciertos para que los amiguetes sigan ganando dinero”. Vamos, que se habla con conocimiento de causa.

Y es que dejó de oler a feria y ya huele a campaña. Una campaña que, siguiendo la tónica de las elecciones anteriores, sigue elevando el tono político, liderados por Macarena, que no deja sitio a ese debate desenfadado tan de bar andaluz, ese al que se adhiere el candidato popular porque probablemente aprendió a debatir en los chiringuitos de Málaga y Doña Macarena para lo único que ha pisado Graná es para empadronarse.
