
Muchas mujeres que se dedican a la profesión de ama de casa, tienen la sensación, no sin razón, de que su trabajo continuo y continuado no es reconocido ni por esta sociedad y a veces ni por la propia familia. Hablo de profesión porque éste trabajo, al igual que otros, necesita de aprendizaje, continuidad y experiencia.
Muchas de ellas suelen pensar que les hubiera ido mejor de haber dedicado su tiempo a estudiar o trabajar fuera de casa, en un trabajo menos rutinario y mejor remunerado. Otras se sienten como ciudadanas de segunda por el hecho de no tener un trabajo distinto al de ama de casa, y carecer de esa independencia económica que el trabajo en cualquier empresa o actividad otorga. A la mayoría, les hubiera gustado disponer de un poco más de tiempo para dedicarlo a actividades que siempre han soñado y no han podido, por circunstancias económicas, familiares y de toda índole que surgen en el día a día de la familia.
Hay una época especialmente dura que es la fase de crianza y educación de los hijos, por lo menos, hasta los dieciséis años, donde no hay tiempo apenas para nada más, porque el ama de casa es tan exigente con ella misma, que la familia es más importante que sus anhelos y deseos personales. Es, en definitiva, una vida de renuncias personales en beneficio de la familia.
Y es que, la sociedad en general y la familia en particular, hemos dado normalidad a cosas que en realidad no tienen por qué ser normales, y no lo son. El mantenimiento y limpieza de la casa, el lavado y planchado de la ropa, cocinar un buen plato que le guste a todo el mundo, tener la ropa a punto cuando la necesitas, son cosas que suele hacer el ama de casa a diario, de forma repetitiva, sin que nadie le diga lo bien que cocina, y el tiempo que dedica a que esté todo bien, en su sitio y ordenado. Hacer todas esas cosas, no es normal, pero lo hemos normalizado.
Hay quien, equivocadamente, piensa y dice en voz alta, que eso de ser ama de casa lo hace cualquiera, porque pagas a alguien y te hace lo mismo, y añade que es obligación del ama de casa mantener todo en orden. Aparte de un error de bulto, porque nadie, por mucho que pagues, es capaz de hacer lo que hace el ama de casa, es una desconsideración pensar que es su obligación un trabajo continuo, continuado y exigente a cambio de nada. Porque además del nulo reconocimiento a su labor en la sociedad, no tienen derecho ni a una pensión digna después de trabajar toda la vida dedicada a la familia.
Ahora que tanto dinero público se emplea en cosas banales, sería bueno reconsiderar el establecimiento de un sistema de pensiones por el que comparados con el autónomo, fuese obligatoria la cotización del ama de casa con una cuota proporcionada a su capacidad adquisitiva, que le garantizase una pensión digna, que desde luego no es, la llamada pensión no contributiva. A veces ni la propia familia lo considera.
Puede que lavar, planchar y la limpieza sea delegable, pero ser ama de casa, no es solo lavar y planchar o limpiar el suelo, esta profesión es algo más, y a pesar de su importancia, la sociedad, la clase política, e incluso algunas mujeres, ningunean.
En la época de los másteres, donde hasta para tener, lo que ahora se llama grado, en cualquier carrera, hace falta un masters, me gustaría resaltar los másteres que, una hipotética UNIVERSIDAD DE LA VIDA, debería otorgar a las amas de casa con el grado de “cum laude” a la “excelencia profesional”:
MASTERS EN ECONOMIA: Por gestionar, con prudencia profesional, sabiduría y excelencia la economía familiar.
MASTERS EN PSICOLOGIA: Por escuchar pacientemente, y aconsejar con inteligencia y sensatez a los miembros de su familia.
MASTERS EN FORMACION Y EDUCACION: Por formar, enseñar y educar a los hijos en pareja, y también en solitario.
MASTERS EN EMPATIA: Por proteger y ponerse siempre en el lugar del más débil, del que sufre, en su entorno familiar.
MASTERS EN ENFERMERIA: Por detectar la molestia, la enfermedad de los suyos y cuidarles y protegerles sin descanso hasta la sanación.
MASTERS EN DECORACION: Por dar calidez y belleza a su hogar.
MASTERS EN CONFECCION Y MODISTERIA: Por su labor arreglando, remendando y confeccionando cualquier tipo de ropa necesaria a su familia y hogar.
MASTERS EN PINTURA: Por su capacidad para coger una brocha un rulo y una lata de pintura, para mantener adecentada la vivienda familiar.
MASTERS EN COCINA Y ALIMENTACION: Por su capacidad para elegir y realizar económicamente platos saludables y postres deliciosos.
MASTERS EN LAVADO Y PLANCHADO DE ROPA: Por su capacidad para tener siempre a punto toda la ropa de la familia.
MASTERS EN INTUICION: Por poner en marcha ese sexto sentido en beneficio de su familia.
MASTERS EN LIMPIEZA: Por saber realizar y ejecutar toda la limpieza del hogar tanto personalmente como delegando.
MASTERS EN GENEROSIDAD: Por aceptar ser madre, por traer al mundo a sus hijos, por ocuparse y preocuparse de ellos durante toda los días de su vida.
Seguro que me olvido de alguno más.
Todos estos másteres deberían constar en el haber de las amas de casa, por su determinación y su labor continuada e invisible a la sociedad, ese trabajo merecedor de másteres no lo hace cualquiera, solo es capaz de hacerlo un ama de casa, y en él debe, debería constar una pensión digna por el esfuerzo que supone atender incansablemente a su familia y la repercusión de ese trabajo en la sociedad como algo deseable y saludable.
A todas ellas, mi reconocimiento y gratitud

Todo cierto al 100%
Gracias por este pequeño reconocimiento.