La apuesta: previa del debate electoral de las elecciones andaluzas

El tema estrella del mes de junio no es el cuarto aniversario de gobierno socialista, ni la cumbre de la OTAN, ni la invasión rusa, ni siquiera los pasodobles que se cantan en el Teatro Falla. El tema fetiche en el ámbito nacional son las elecciones andaluzas, esas en las que, según dicen, se juega parte del futuro del país.

La campaña electoral comenzó este viernes 3 de junio, o eso se comenta en los medios, porque a mí me parece que llevamos tres años de campaña. Las andaluzas son unas elecciones en las que todo apunta que quince días no van a cambiar ganadores y perdedores, pero sí que pueden decidir la gravedad de éstos, y para ello serán fundamentales los debates electorales, el de hoy, lunes seis de junio, en RTVE y el del lunes 13 de junio en Canal Sur.

Las encuestas

El punto de partida de esta carrera de quince días es el siguiente: Los populares ganarían las elecciones y se juegan el poder gobernar en solitario; el resultado de Espadas no variaría en exceso los resultados del susanismo en 2018, pero se arriesga a empeorarlos, colgándose así el cartel de candidato socialista menos votado de la historia en Andalucía; y Vox se eleva a tercera fuerza política situándose entre los 16 y 21 escaños.

Estos serían los protagonistas de la campaña, ya que las izquierdas radicales, Por Andalucía y Adelante Andalucía, tendrían un papel totalmente secundario, y Ciudadanos cae hasta el punto de que la encuesta que les es más favorable le otorga tres diputados y las menos favorables apuestan por una desaparición del partido en el parlamento andaluz.

Las encuestas consultadas son Sigma Dos, Gad3 y el CIS. Incluso las predicciones de Tezanos, históricamente favorables a la izquierda, dan por imposible un gobierno de los socialistas con el apoyo de las plataformas de Yolanda Díaz y la que en 2018 estaba respaldada por Podemos, que esta vez se presenta por libre tras el divorcio de Teresa Rodríguez con la plataforma morada.

La previa del debate

Lo que parece una realidad es que los andaluces aprueban la gestión de Juanma Moreno, al mismo tiempo que se olvidan de la participación de Juan Marín, vicepresidente de la Junta de Andalucía, en dicha gestión.

Desde mi punto de vista, Marín ha sido un buen vicepresidente cuyos peores fallos son presentarse por una marca que ha perdido toda fuerza política en todo el territorio nacional, Ciudadanos, y no saber hacernos llegar a los andaluces la diferencia de los logros del Partido Popular y la plataforma naranja durante estos tres años de gestión, vinculando todo el peso del gobierno a la imagen del malagueño.

Ambos lo saben, por eso el eslogan político de Marín apuesta por el cambio, El cambio que funciona, después de haber formado parte del gobierno, lo que suena algo contradictorio. El de Juanma Moreno, Avanza Andalucía, apela a una buena gestión y la quiere prolongar en el tiempo, recordando a aquel que le valió la mayoría absoluta a José María Aznar, España va bien.

El candidato socialista, Juan Espadas, ex alcalde de Sevilla, capricho absoluto de Moncloa, ha basado su precampaña en un supuesto complot de medios que no muestra su mensaje y que lo hace no ser conocido más allá de Sevilla. Además de echar mano del miedo a un gobierno con Vox, un miedo que ya no vende después de ver a Juan García Gallardo sentado en el sillón de vicepresidente en Castilla y León. La precampaña del sevillano ha sido un cúmulo de torpes declaraciones y eslóganes sin fuerza que no sólo no han hecho que no lo conozcan más votantes, sino que los que ahora lo conocen lo sientan como irrelevante.

No sé si Pedro Sánchez tirará de Manual de Resistencia y conseguirá revalidar la presidencia en las próximas generales, pero todo apunta a que, por el camino, arrastrará a Juan Espadas hasta convertirlo en un juguete roto de la política española, otro más. Lo que más me intriga sobre este asunto es pensar que nadie desee más la caída del sevillano que un sector de su propio partido, siendo los susanistas los que aguardan el momento para llenar de reproches a Ferraz y retomar el aparato del partido, al menos en Andalucía.

Creo que Espadas se dirige, o es dirigido, directamente al matadero y declaraciones como “si Juanma Moreno quiere, firmamos ante notario que a la ultraderecha ni agua” no ayudan. El socialista pasa por alto que cualquiera que piense un par de minutos en la frase se percate de que, si el PSOE no quiere que Vox asuma responsabilidades en el gobierno, lo más viable ante los resultados previsibles es que se abstenga para facilitar el gobierno en solitario de Moreno. Además de apoyarse en un eslogan pobre, si votamos ganamos, que solo transmite la idea de llegar al gobierno y no de la política que implementaría después.

Terminamos así el análisis de los tres hombres que se presentan a la presidencia de la Junta, los tres Juanes, que podría ser el nombre de un grupo de mariachis. Quedan entonces las olvidadas, Inmaculada Nieto (Por Andalucía) y Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía) y la apisonadora Olona (Vox), aunque a mí me gusta más llamarla la alicantina.

De las dos primeras he de decir que su campaña ha sido pobre e intrascendente, de la última, que su campaña, desde el punto de vista comunicativo, ha sido brillante, tanto que da miedo. Los vestidos de gitana, el acento preparado y el empadronamiento en casa de su colega nos revelan que hace tiempo que se fraguó su candidatura a las andaluzas. La candidata apuesta por un discurso más radical que su principal oponente, apelando al voto de la clase trabajadora diciendo ser el partido del pueblo y un eslogan de oposición frontal, Cambio Real.

Los debates. Mi apuesta

Los debates decidirán los detalles: si los populares podrán gobernar en solitario, si Espadas queda retratado como el candidato socialista con el peor resultado de la historia, si Ciudadanos remonta y no dejan que Juanma absorba a todos sus votantes, si Olona consigue entrar en el gobierno… A continuación, les dejo mi apuesta.

Creo que las izquierdas radicales se enfrentarán entre ellas para intentar rasgarse uno o dos diputados la una a la otra, creando un debate totalmente diferente al común y siendo completamente intrascendente para la mayoría del electorado. Quedando ambas en fuera de juego, nos queda un debate a cuatro: “centro” izquierda, centroderecha y derecha radical.

Imagino que Juan Marín hará un buen papel en el debate, pero que no se atreverá a estar a la altura de la agresividad de sus oponentes y que no recibirá alusiones, quedando en un segundo plano, en el olvido de sus contrincantes, por lo que creo que poco puede hacer el candidato naranja.

A Macarena, por muy buena oradora que sea, que lo es, le presagio una exhibición polarizada de proclamas populistas que eleven el tono tanto que no case con la idiosincrasia andaluza, esa que ella no tiene. Y es que ya lo soltaron Los Quinquis en el Falla (Comparsa, Los quinquis – Semifinales) dedicado a Macarena: “Y aunque imites nuestro acento como si fuera del sur no tienes ni puta idea del sentimiento andaluz”.

Un sentimiento que nos lleva al buenrrollismo ilustrado, el de discusión con cerveza en mano, el de cada uno es de su padre y de su madre, pero al final todos somos hermanos. Su discurso llamará la atención, pero no creo que convenza más allá de lo esperado y el hecho de no ser andaluza le quitará credibilidad.

En cuanto a Espadas, adherido a la cultura del que hablen, mal o bien, pero que hablen, espero no se haya enfadado viendo que los chirigoteros no le han dedicado ni un solo cuplé, probablemente porque no le conocen más allá de Sevilla. Presagio que se equivocará, que en lo que debería ahondar en la gestión sanitaria, con errores flagrantes y medidas absurdas como no servir alcohol de 18 a 20 horas en la Semana Santa de 2021, apelará al miedo de que Vox entre en el gobierno, perdiendo el tiempo con una consigna que ya no funciona. Además, cargará con el cartel de ser el candidato de Sánchez y las críticas al gobierno nacional serán encarnadas en su persona.

Juanma hará lo previsible, intentará no meter la pata y se le llenará la boca hablando de una gestión económica que, seamos sinceros, ha sido impecable. Moreno puede presumir de su don de gentes y de una forma de debatir desenfadada tan de nuestra tierra como La Giralda, por lo creo que, si no dice ninguna barbaridad, tiene todas las papeletas de salir ganador de los debates e intentar conseguir así la mayoría absoluta.

Esta, por lo tanto, es la apuesta de un comunicador que todavía no ha decidido el voto.

Francisco S. Cobos

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