Juanma es libre y Zancajo no vio el iceberg

Crónica de una inesperada noche electoral, en la que Juanma es libre y Zancajo no vio el iceberg.

Moreno (PP) alcanza la mayoría absoluta con 58 diputados. Juan Espadas (PSOE) se consagra como el candidato socialista menos votado de la historia de Andalucía con 30 escaños. Macarena Olona (Vox) pasó del cielo a los infiernos de la noche a la mañana, se queda en los 14 escaños. Las izquierdas radicales pierden relevancia, 5 para Inma Nieto (Por Andalucía) y 2 para Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía). Marín no consiguió mantener a flote a Cs y desaparece del parlamento.

Me han repetido tanto en los últimos días que debíamos cambiar el cubito y la pala de la playa por la papeleta y la urna del colegio electoral que, por tal de ir contracorriente, me ha apetecido plantarme en La Caleta con sombrilla y cerveza en mano. Así que esto va de comparaciones náuticas.

Los andaluces no es que aprobaran la gestión de Juanma Moreno, es que le dieron un sobresaliente al hombre de la eterna sonrisa. Las elecciones solo cuentan con un ganador, y ese es el malagueño despreocupado que hizo de la serenidad y la moderación su seña. Moreno consiguió lo que más ansiaba: una mayoría absoluta para ser libre y gobernar en solitario.

Hizo una campaña relajada, izó las velas de su velero y no desperdició gasolina lo que, a más de dos euros el litro, fue una decisión inteligente. Avanzó lento, pero constante, sin prisa, pero sin pausa, con el ritmo de un maratoniano que sabe lo que resta de carrera y que sus contrincantes se cansarían antes de llegar a la meta. Y le salió bien. Como decía Perales, se marchó y a su barco lo llamó Libertad. Libertad de gobernar en solitario, con una de esas mayorías absolutas que parecían haber quedado en los tiempos de antaño. A Moreno se le pone cara de Feijóo.

Espadas hizo historia

Espadas salió del puerto surcando los mares en un hidropedal biplaza acompañado por Pedro Sánchez. Lástima que, a mitad de camino, Sánchez se cansara de pedalear y se tirara de cabeza al agua incumpliendo eso de que es el capitán el último en abandonar el barco.

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Efectivamente el presidente del gobierno era el capitán, y Espadas un segundo de a bordo bastante verde que se quedó dando vueltas en círculo tras consagrarse como primer oficial al mando en una misión llamada: salvar los muebles.

No lo consiguió el sevillano y queda retratado como el candidato socialista menos votado de la historia de nuestra tierra. Ya dije hace un par de semanas que Sánchez se llevaría de por medio la carrera política del ex alcalde de Sevilla, hasta dejar a Espadas como un juguete roto de la política española, otro más. Podríamos decir que, siguiendo la canción, el socialista miró al cielo en la noche electoral y en el cielo descubrió gaviotas, las de los populares, volando tan alto como nunca antes lo hicieron en Andalucía.

Zancajo ni lo olió

El plan Olona era un trasatlántico de más de doscientos metros de eslora. Un plan perfectamente diseñado que cuidó sus movimientos al milímetro. Todo parecía ir bien para el partido de Santiago Abascal, solo que en el costado de ese trasatlántico había unas bonitas letras que reflejaban su nombre, creo que decía algo así como Titanic.

El Capitán Zancajo, jefe de campaña de Olona, no vio el iceberg. O quizás lo vio, pero quiso atravesarlo tozudamente en lugar de cambiar su estrategia electoral. Dos semanas valieron para echar por tierra el trabajo de más de un año. Se equivocó.

Basó su campaña en un discurso elevado que no casa con la idiosincrasia andaluza y en obviar lo evidente, que se presentaban a unas elecciones autonómicas. El madrileño se olvidó de las políticas regionales y llenó la campaña de Macarena de clichés.

Me pregunto cuánto tardará Ortega Smith, secretario general de Vox, en fulminarse a Álvaro Zancajo, si no lo ha hecho ya a la hora que se publique este escrito.

Resultado elecciones parlamento andaluz 2022 en Montilla

Inma Nieto y Teresa Rodríguez fueron un quiero y no puedo. La marea volcó la carrera de canoas en las que se disputaba el electorado de izquierda radical. Ambos partidos sumaron 7 escaños, 10 menos que los obtenidos por la coalición en 2018. Los morados no tuvieron una candidata con fuerza, aunque mejoró algo en la recta final, y el regionalismo no vende en nuestra tierra.

Juan Marín se llevó el aplauso nostálgico de los andaluces. El gaditano se va por la puerta de atrás después de que Ciudadanos no obtuviera representación en el parlamento andaluz. Visiblemente emocionado abandonaba la política el que ha sido un buen vicepresidente de la Junta de Andalucía. Hizo buena campaña, pero ser un buen capitán no basta cuando tu barco tiene más boquetes que la tabla de Rose en Titanic.

Solo hubo un ganador, y ese fue Don Juan Manuel Moreno Bonilla, el hombre de la eterna sonrisa y, ayer, el de las lágrimas de emoción al recordar a su padre en el discurso de agradecimiento a los votantes.

Le toca recoger el testigo al gallego en su camino a la Moncloa. Tome nota para 2023 señor Feijóo, no solo se gana a la derecha radical con el modelo Ayuso, sino que el malagueño lo ha conseguido desde el centro, la serenidad y la moderación.

Francisco S. Cobos

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