
Es frecuente escuchar a muchas personas quejándose de la falta de conocimientos básicos de muchos jóvenes, también de su “falta de educación” respecto a las normas de conducta.
Creo que son distintas perspectivas de un mismo problema, y el problema no es otro que la falta de convicción por parte de esos mismos jóvenes de la utilidad de los conocimientos que se les ofrecen, no entienden para qué sirve la geografía o la historia y tampoco las normas generalmente aceptadas de comportamiento, por ejemplo, ceder el paso a otra persona, evitar molestar a los demás o respetar el turno de palabra. Desde mi punto de vista esas normas se las ha ido dando la sociedad para facilitar la convivencia y evitar conflictos, lo cual es muy importante, porque el ser humano es por naturaleza un animal social y tiene que tener un mínimo de reglas asumidas por todos que faciliten esa socialización.
Otro asunto es la falta de conocimientos de cosas que muchos consideramos elementales como la geografía, hace décadas que nos reíamos de que los estadounidenses no saben dónde está España y que la colocan en Iberoamérica, pues cada día es más frecuente ver jóvenes universitarios o a punto de ingresar en la universidad que no saben ubicar las distintas provincias españolas, o que en televisión son incapaces de decir en que océano están las islas Canarias. En mi época, esa geografía básica nos lo enseñaban con un mapa ciego con 8 o 9 añitos.
Algún amigo y conocido que es profesor de universidad, me comenta que los alumnos llegan con unas enormes carencias, incluso en comprensión lectora, pero entonces ¿Qué tipo de educación y formación estamos financiando con nuestros impuestos?
Es imprescindible formar a la ciudadanía basándose en la ciencia, que no es otra cosa que observar, imaginar, especular, investigar y contrastar, esos ejercicios proporcionan pensamiento crítico, la ciencia, el conocimiento surge de la duda frente a las certezas de la fe, es curioso que los que prefieren la fe al pensamiento crítico, se llamen a sí mismos pastores, lo que necesariamente implica la existencia de rebaños de borregos o de súbditos.
En democracia nuestros impuestos deben dedicarse a formar ciudadanos libres, honestos y comprometidos con la sociedad democrática, no súbditos.
Creo que todo ser humano, por el hecho de ser racional, debería tener interés es saber lo que es el mismo y el mundo que le rodea, esos conocimientos se adquieren el primero con la filosofía y el segundo por lo que llamamos ciencias naturales o de la naturaleza.
Cuando hablo de filosofía no se trata de conocer y estudiar a todos los filósofos, se trata de hacerse las preguntas básicas que ellos se hacen, entender que somos seres sociales, que como individuos somos un grano de arena y que nuestra fuerza como especie nos viene dada por la unión. Vivimos en sociedad y nos repartimos las tareas para hacernos la vida mejor, al menos esa debería ser la teoría. También tenemos que entender que tenemos que relacionarnos con nuestro planeta y el resto de formas de vida de una forma sensata, no es inteligente matar la gallina de los huevos de oro, ni despilfarrar el agua, por ejemplo.
Respecto a las ciencias de la naturaleza es conveniente conocerla y tampoco se trata de saber distinguir los millones de especies animales y vegetales que conviven con nosotros. Se trata de conocer nuestro entorno, ser capaces de ubicarnos en él y también conocer algunas reglas básicas de su funcionamiento, por ejemplo, que no es conveniente construir nuestra casa en el cauce de un río o en la pendiente de una montaña que suele tener corrimientos de tierra o pegarle fuego a un bosque. La física o la química, o la biología, que son ciencias naturales, son disciplinas complejas que deben estudiar los especialistas y el resto, sencillamente debemos hacer caso a lo que nos digan los que saben.
A veces escucho que en los colegios o institutos se deberían dar conocimientos financieros y no puedo menos que pensar que es una tomadura de pelo, ¿Acaso el banco nos permitirá negociar si le pedimos un crédito o, más bien, será el quien nos ponga las condiciones como un plato de lentejas?, Esos conocimientos, en el periodo de formación de nuestros jóvenes, sí que son realmente inútiles. Como ciudadanos, lo que necesitamos es ser protegidos por el Estado de la avaricia de los bancos y del resto de agentes financieros y el Estado sí que necesitará expertos en economía y finanzas. Formemos con nuestros impuestos a esos expertos y que trabajen para nosotros, los expertos que vayan a trabajar para los bancos que los formen y lo paguen ellos.
Como diría el liberal inglés John Stuart Mill, la educación consiste en enseñar a los hombres a pensar, no enseñarles lo que deben pensar.
