«DEL REVÉS» o la agitada vida de las emociones

“Lo que acceptes completamente te hará sentirte en paz, incluyendo la aceptación de que no puedes aceptar, de que te estás resistiendo”

Eckhart Tolle.

Ni aliadas ni enemigas; quizá –eso sí- respuestas, reacciones, impulsos; o sencillamente un caudal de energía que permite conocernos y conocer todo aquello que constituye una de las maravillosas realidades de nuestra ineludible condición humana. Sea como fuere, las emociones se generan, están, se quedan, se instalan, o se van sin avisar para regresar pasado un tiempo que ni siquiera se encuentra acordado. La mayor parte de las ocasiones las presentimos, pero eso no significa que avisen cuando deciden llegar. Las emociones, a menudo, están sin ser notadas para estallar después en ese inescrutable giro en alguna de las esquinas de nuestro cerebro.

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De las emociones predominantes como la alegría, la tristeza, el miedo o la ira, podemos incluso no aprender nada en una vida entera, sin que por ello pase nada, pero si lo decidimos, sí que podríamos descubrir mucho, más de lo que creemos, de tal forma que incluso pudiéramos jugar con su presencia, sentirla, integrarla o –por qué no- condicionarla. Y en ese continuo ejercicio vital de descubrimientos puede acontecer –o no- el aprendizaje. Para todo ello, ya hay un inabarcable material sobre neuroplasticidad, que nos llevaría alguna que otra vida leerlo.

En cualquier caso, de las situaciones y escenas de la película Del revés me atrevo a compartir con vosotros cinco valores extrapolables al mundo exterior.

  1. El valor de CONOCERSE A SÍ MISMO. Somos únicos, de ahí la importancia de llegar a descubrir quiénes somos para conocer qué podemos compartir; qué podemos aportar de lo esencial y diferente respecto de los demás. ¿Qué EVITAMOS? Pretender que los otros sean como nosotros y comprendan y reaccionen a las situaciones como lo haríamos nosotros.
  2. El valor de SALIR (voluntaria o involuntariamente) DE LA REALIDAD conocida y asumida. Con frecuencia, hasta que no salimos de nuestra zona de comodidad, aquella que conocemos y dominamos, no descubrimos el rostro completo de la realidad en la que vivimos. ¿Qué EVITAMOS? Conformarnos, caer en la tentación de absolutizar la visión que tenemos de la realidad y las cosas.
  3. El valor de la EMPATÍA. Poner en valor el principio de la alteridad no consiste solo en la consciencia de la existencia del otro, de su realidad y especificidad como individuo, sino también en respetarla y entenderla; aún más, en alzar y promocionar el valor que solo atesora esa persona. ¿Qué EVITAMOS? El egocentrismo. Considerar que nadie aporta tanto como nosotros, llegando a sentirnos imprescindibles.
  4. El valor del TRABAJO EN EQUIPO. No se trata de una interacción pasiva e interesada, sino de una acción acordada, valorada, que pone el valor de cada uno y dispara el potencial creativo y operativo de la interdependencia. ¿Qué EVITAMOS? El individualismo; creer que el fundamento de los resultados obedece a nuestra imprescindible aportación; caer en la trampa emocional de sentirnos los salvadores exclusivos de la humanidad sufriente y doliente que nos espera con los brazos abiertos.
  5. El valor de la APERTURA al CAMBIO. Nada permanece, o al menos, casi todo cambia, al más puro pensamiento heraclitano. El cambio, sobre todo el que no decidimos, no es una realidad amenazante; no lo juzgues, el cambio simplemente viene, está y te reta… podemos verlo como una oportunidad; cuesta lo mismo situarse en una perspectiva u otra, la diferencia es que mientras una libera, la otra esclaviza. ¿Qué EVITAMOS? La tortura mental de pensar que nada cambia y todo es para siempre.

En Del revés, todo lo que pasa fuera (realidad del mundo) termina por suceder dentro (cerebro de la persona), para volver como reacción hacia fuera tras experimentar los procesos orgánicos de nuestro cuerpo. Y en ese columpio emocional nos sumergimos en cada uno de los inputs que recibimos del exterior, para no dejar de ser esos omnívoros cazadores de estímulos que lo devoran todo a través sus filtros sensoriales. Qué bueno que provoquemos ese trabajo en equipo dentro de nosotros; que alegría, tristeza, miedo, asco o ira estén ahí, haciendo ese trabajo que debemos dejar hacer…

Gabino Carmona Colón

gabycarmonacolon@gmail.com COACH Personal/Equipos y Ejecutivo/Organizacional (Proceso certificación por ASESCO) Profesor ESO-BACH

Fotografías: Del revés Pixar

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