
Hay silencios atronadores. Ausencias que resuenan como tormentas de verano. Pasadas de
refilón como si la cosa no fuera con uno. Cabezas gachas, omisión de declaraciones, mandos
que apagan la televisión. Líderes que no lideran, autoridades que no ejercen, representantes de la Res pública de opinión privada. Personas que se lavan las manos como si así pudieran lavar sus conciencias.
Los hay agarratados esperando que cese un fuego al que sólo echan más leña. Los hay que no dan explicaciones sobre que aquel que huyó de la justicia tras un referéndum ilegal se pasee lliure por Barcelona para dar un mitin político con escenario, pantallas y convocatoria de prensa. Los hay que parecen no haber escuchado que Puigdemont huyó de nuevo, esta vez bajo un sombrero de paja blanco, sin más épica ni misterio que taparse el pelo antes de entrar al coche de uno que, se suponía, estaba allí para apresarle.
Los hay titulares del Ministerio del Interior que hacen oídos sordos al ridículo espasmódico de
una ‘Operación Jaula’ sin barrotes. Aquellos del sigilo posterior a que se pusiese Barcelona
bocabajo para encontrar al tío que dejaron escapar. Los hay presidentes del Gobierno en bañador a los que no les importa ponerse la corbata para felicitar a su Gobernador civil, pero que no se digna a poner un tweet para denunciar el ridículo al que ha sido sometido el Estado por que aquel al que iba a traer para ponerlo delante de la justicia y acabó amnistiando. Están los que ordenaron al CNI que dejasen de monitorizar una amenaza para la estabilidad política.
Están los dirigentes socialistas andaluces que callan como si les pagaran por ello cuando en
realidad les pagan por lo contrario. Están los que mienten a la ciudadanía o a sí mismos. Los que tardan semanas de autoconvencimiento en salir a contradecir a su ‘yo’ del mes anterior.
Está la Marijesu diciendo que “si este acuerdo —entre PSC y ERC, el de que los impuestos de los ricos los gestionen los ricos para los ricos— tiene una seña de identidad es el de la solidaridad con el resto de territorios”. Están los que salen para tirar sus principios por el suelo. Para amparar esas injusticias contra las que algún día pusieron el grito en el cielo representando al pueblo andaluz.
Están los dirigentes socialistas territoriales, los autonómicos, los provinciales, los de los pueblos, diciéndonos que no lo entendemos, que es bueno que nos metan la mano en el bolsillo y que el hecho de que un pavo se ría de nosotros en nuestra cara es el fin del procés. Que cuantas más cesiones se les dé al independentismo, más muerto está el independentismo. Y están los callados bajo el chaparrón esperando el olvido.
Y si Puigdemont vino a recordar que sigue por aquí —“encara som aquí”—, yo reivindico que
nosotros también. Que seguiremos para denunciar los circos y los desmanes a las instituciones, las ansias de poder y de protagonismo. Y los silencios, que son gritos mudos a un cielo atormentado.
Recordaremos a los que enmudecen y se entregan al apático servilismo de la marmota cómplice que deja hacer mientras no le toquen su guarida. Y seguiremos aquí para recordarles que, si ni siquiera en la guarida encuentran la paz suficiente y no consiguen dormir durante estas calurosas noches de agosto, quizás lo que les atormente no sea la calor, sino ese mutismo propio de la oscuridad que deja que la conciencia pegue voces a diestro y siniestro.
Cuántas noches ha dormido Puchi en Monclo?.
Dice en su escrito Socialistas de Andalucía, pero de verdad existe el Partido Sicialista?, ese partido se perdió, tiene las mismas siglas PS “ Partido Sanchista”,, este Partido por tal de tener al dictador sus súbditos apoyan todo lo que venga bien.
Que vergüenza por meter a un cantamañanas Presidente de una comunidad su jefes de filas han ordenado que todas las fuerzas del orden se pongan de espaldas y han permitido que un prófugo ha dejado a España como un país Bananero..
Hasta cuándo van a seguir vendiendo nuestro País.