La mayoría de los trabajos que se desarrollan normalmente no suelen ser peligrosos per se. Que un oficinista se corte con un folio, o que en una tienda se te caiga algo en el pie, no deja de ser anecdótico. Sin embargo hay otros muchos que tristemente se llevan por delante vidas humanas y que sólo pueden ser realizados bajo una estricta supervisión de seguridad. Estos trabajos suelen estar integrados en la normativa de riesgos laborales y por lo tanto muy controlados, por lo que los índices de siniestralidad suelen ser bajos.
A pese a no estar integrado en la normativa anterior, el trabajo de un Policía Local suele estar bastante controlado por protocolos de actuación estandarizados, uso de elementos de protección, ejercicios de uso de armas de fuego, por ejemplo, permiten que el/la agente tengan capacidad de respuesta en la autoprotección y en la defensa de los demás.
Sin embargo hay hechos, cada vez menos aislados por desgracia, que terminan con agentes en el hospital y con bajas de larga duración por una intervención con una persona que entiende que su única verdad es la buena y la hace valer a base de golpes y agresividad.

Hemos conocido estos días que la policía local de Montilla detuvo el miércoles 21 a un hombre por agredir con objeto contundente a su hermano dentro de una conocida empresa del Polígono industrial de Jarata. El hombre ingresa en los calabozos de la Jefatura y no tiene otra cosa que dedicarse a romper todo el interior de la celda, inutilizando el lavabo y el váter, ambos metálicos y anclados a la pare. No contento con su despliegue de brutalidad gratuita, incluso llegó a arrancar la mampara de seguridad que tiene la puerta de la celda, también metálica y soldada a los barrotes.

Tras ese despliegue de fuerza bruta, la celda quedó totalmente inutilizada para el uso, otro gasto que va a tener que soportar el erario municipal, y para evitar que prosiguiera con esa actitud, hasta 7 agentes fueron necesarios para contenerlo, los componentes de los turnos de noche y mañana de los días mencionados.
A la vista de la agresividad que presentaba el sujeto, y dado que alguno de los efectivos tuvo que desplazarse al hospital de Montilla para ser atendido por las heridas, la Guardia Civil tuvo que colaborar para poder trasladar al individuo hasta el juzgado y ser presentado a la Jueza con un mínimo de seguridad.
El resultado de todo lo anterior, fue ingresado en un centro carcelario para personas con trastornos mentales y a las 24 horas nuevamente estaba en libertad.
¿Por qué ocurren estas cosas?
La pregunta trae miga ya que hemos pasado de que en mi juventud cualquier Policía, Guardia Civil, profesor, tus padres o un anciano cualquiera te decía algo y eso era palabra de Dios y no se contestaba. Ahora, gracias a los que hacen las leyes que no los jueces, malversar dinero público para otro, apropiarte de una casa ajena, saltarse las leyes para organizar un acto de independencia, dejar sin electricidad una nación 24h, o cualquier otra atrocidad que se te ocurra sale gratis.
Según los datos oficiales del Ministerio del Interior, en 2024 se produjeron 16.878 agresiones a policías y guardias civiles, datos que no contemplan las agresiones a policías locales y cuerpos autonómicos, por lo que la cifra será mucho mayor.
El castigo por agredir a un policía puede quedarse en una infracción administrativa si el juez desestima la causa penal y de estimarlo puede ser prisión de seis meses a tres años, que con menos de dos años y sin antecedentes, ni la pisas, bueno salvo la Pantoja que esa si la pisó.
Ya venía de destrozar el cementerio de Aguilar, hay que decir que este hombre no es de nacionalidad española y tenemos que pagar todos los daños ocasionados, hasta que no se vea la sangre seguirá así, tristemente para todos la poca seguridad que tenemos todos incluidos la policía.