Montillanos por Italia: 15 jóvenes en un Erasmus +

No sé en qué despacho de Bruselas, hará algunos años, se decidió ampliar el programa Erasmus con un formato llamado Erasmus +, que tiene como duración una semana. La Casa joven de Montilla se adhirió a uno de ellos en el que 15 jóvenes de la campiña sur viajarían a Pignola, un humilde pero bonito pueblo a un par de horas de Nápoles.

El proyecto, ‘Democratics’, tiene el objetivo de reunir a jóvenes de diferentes países para tratar la relación entre las nuevas tecnologías y la democracia. Es así como 15 españoles, dos turcos y otros tantos italianos llegamos a la región de Potenza en un mini bus que no pasaba de 30
kilómetros por hora en las sucesivas cuestas del sur de Italia. Y, después de cuatro días de viaje, este es el relato que puedo trasladarles en los 27 minutos que restan para acudir a la cena de grupo.

Este es un viaje que tiene su propia banda sonora, la que toca David con el piano de la recepción del restaurante ‘La Villa’ a escaso minutos de entrar al comedor. Allí, en una de esas mesas interminables donde la conversación no escasea, es donde nos sirven una pasta al dente que parece posarse en la mesa al ritmo de la canción ‘Tarantella Napolitana’ y pedimos “due calici di vino della casa”.

El hostal donde nos hospedamos es uno de esos sitios donde se habla un inglés de andar por
casa, de ese que mezcla idiomas y los gestos se hacen más y más expresivos hasta que
conseguimos entendernos. Esta unión de lenguajes provoca que se den frases como la de Breno, un italiano de origen brasileño que, al ser preguntado por las rutas que debemos caminar por el pueblo deja claro que no es pignolesi con un: “I am not de aquí”.

Me quedan 14 minutos para escribir esta columna ¿Se dice columna si la escribes para un
periódico digital? Siempre me lo he preguntado y jamás lo he buscado. La aldea, que cuenta con poco más de 6.000 habitantes, se encuentra en el corazón de un horizonte montañoso que contrasta múltiples tonalidades de verde con el claro del azul cielo que desprende un despejado día de septiembre.

Las calles de piedra forman un paisaje laberíntico y las piernas, castigadas por las constantes
subidas y bajadas por pendientes vertiginosas, piden un descanso en el bar de la plaza.

Donde las ancianas salen a las puertas con una bonita sonrisa maternal para saludar cuando escuchan el menor ruido posible: “Buon giorno”.

En este contexto, debatimos de democracia y política, envuelto en una sociedad que está cerca de ser engullida por la extrema derecha y su líder, Georgia Meloni, ya conocida en Andalucía por un particular discurso en apoyo a Macarena Olona. Compartimos ideas y pensamientos e intentamos buscar una solución al pasotismo político de la juventud. Desde el ámbito más rural hasta los cimientos de la Unión Europea.

Aunque la política o la sociología no lo son todo. Se forjan amistades y los apodos cariñosos no tardan en llegar: “Mio fratello” (hermano). Se fragua algún que otro amor de campamentos y mientras algunos aprovechan para hacer de la naturaleza su hogar, otros organizamos catas de las diferentes cervezas italianas. Y aquí, a punto de partir para Pompeya, terminan mis 27 minutos y las cerca de 600 palabras que la resaca y la falta de sueño me han dejado plasmar en este lienzo.

Nos leeremos el próximo domingo.

Paco Cobos

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