Hoy es el Día Internacional de la Amistad, eso dice la ONU, día especial en el que hemos de recordar que quien tiene un amigo, tiene un tesoro.

Partiendo de la premisa de que la familia es la que tienes mientras que las amistades las eliges tú, hemos de tener siempre en cuenta que la amistad es otra forma de amor, amor a un prójimo sin lazos de sangre que por alguna razón congenias y cuyos valores, gustos y formas son compatibles con los de uno mismo y a la recíproca.

La receta de la amistad es similar a la del amor, ¿acaso tu pareja no es tu mejor amig@?. Si no lo es, lo que tienes es un compañero de piso.

Para que esa amistad germine y no se marchite hay que regarla con mucha afinidad, generosidad, lealtad y altas dosis de empatía, todo ello en una combinación no fiscalizada pero si llevada en cuenta de que das y recibes.

Desde mi experiencia, de todas esas premisas destacaría la empatía como el cemento que lo une todo, ya que es la responsable de que asumas sin acritud que el ahora mismo se convierta en cuanto pueda, el ya veremos sea un cuenta con ello, el no puedo sea un qué necesitas…..

De la necesidad, justificada o no, nace el egoísmo, herbicida sistémico de cualquier relación que destroza lo que hay, hubo y habrá ya que evita que aparezca cualquier afloramiento de buenos sentimientos, germen de la amistad.

Yo tengo mil amigos. ¡!Error!¡, nadie tiene mil amigos, ni 10. Tendrás compañeros de trabajo, conocidos del club, cofrades de la hermandad y excompañeros de clase, compañeros de copas, pero amigos, los justos. No te engañes que luego te desengañarás.

Así que si después de lo descrito sigues pensando que tienes al menos un amig@, corre, llamale, guasapeale y deseale lo mejor, por que también lo necesitará. Por cierto, gracias amigos!!

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