A partir de la noche más larga, que es el solsticio de invierno, solo puede haber noches más cortas, es el triunfo de la luz frente a la oscuridad que nos había ganado la batalla durante unos meses, ese hecho ya fue apreciado por nuestros antepasados más antiguos y se lo agradecían a los dioses, lo que dio origen a celebraciones comunitarias.
En la antigua Roma, probablemente una de las fiestas más importantes eran las Saturnales en honor del dios de la agricultura y las cosechas que se celebraban entre el 17 y el 23 de diciembre, los romanos celebraban banquetes públicos después de los sacrificios a Saturno y también se reunían con familiares y amigos en banquetes privados, se hacían regalos, adornaban sus casas con elementos vegetales y se relajaban las costumbres, incluso en el trato entre amos y esclavos, como se relajan en nuestros días en las comidas de empresa entre jefes y empleados. No recuerdo que escritor latino, las definió como las mejores fiestas del año.

Ya en tiempos posteriores, surgió un nuevo dios, al que llamaron “Sol invicto”, el Sol triunfante sobre las tinieblas, y sus creyentes celebraban la fiesta entre el 22 y el 25 de diciembre, “la Natividad del Sol Invicto”. Algunos emperadores trataron de identificarse con ese dios acuñando monedas con su efigie coronada de rayos solares, supongo que por lo de “invicto”, lo que le dio mucha importancia en tiempos del imperio.

El emperador Constantino “El Grande” legalizo el cristianismo en el año 312 y después, de acuerdo con el papa Julio I, decidieron fijar la fecha del nacimiento de Jesús de Nazaret el 25 de diciembre, la misma fecha de la Natividad del Sol Invicto, la idea era asimilar las festividades paganas con las creencias cristianas y de ese modo favorecer las conversiones, por eso la fecha del 25 de diciembre no tiene ningún rigor histórico en relación a lo que se conmemora, los estudiosos apuntan a que la fecha real del nacimiento de Jesús debió ser en primavera o verano que es cuando los pastores pueden estar de noche en el campo con sus rebaños, hecho que si se refleja en los evangelios.

Llegadas estas fechas, que cada cual sea feliz como pueda y le plazca, que celebre lo que mejor crea, que se reúna con amigos y familiares, que adorne o no sus casas, que regale o se regale lo que le guste, que coma y beba, que cante y baile y todo ello, si es posible, en exceso, que es lo que diferencia las fiestas de los días corrientes y que sepa que estará haciendo lo mismo que sus antepasados hicieron desde hace muchos siglos.
