La Guardia Civil organiza en Córdoba fastos militares mientras recorta derechos a sus trabajadores

AUGC denuncia el derroche económico y la merma de efectivos para la seguridad pública que conlleva la fastuosa parada militar y desfile que tendrá lugar en Córdoba, donde se celebran este año los actos centrales para conmemorar la Patrona de la Guardia Civil

Este año Córdoba acoge los actos centrales a nivel nacional con los que la Guardia Civil conmemora el día de su patrona, la Virgen del Pilar, y para ello se ha organizado un extenso programa de actos a lo largo de dos semanas, incluyendo exposiciones, actividades culturales, talleres escolares y jornadas formativas, acciones que AUGC considera adecuadas para que la sociedad cordobesa se sienta más próxima a esa institución y conozca el trabajo que a diario realizan los guardias civiles.

Sin embargo, una vez más el acto central será una parada militar y desfile el día 3 de octubre que conllevará un derroche económico y una considerable merma de efectivos para la seguridad pública a nivel nacional, porque participarán cientos de guardias civiles procedentes de distintas provincias, especialidades y unidades.

Lamentablemente, estos fastos únicamente sirven para hacer una inútil demostración de ostentación y vanagloria de la cúpula de la Guardia Civil y del Ministerio del Interior, detrayendo de sus funciones habituales a cientos de guardias civiles que deberían estar velando por la seguridad de la ciudadanía. Pero además generan unos enormes costes económicos a las arcas públicas, al tener que trasladar y movilizar agentes, vehículos e infraestructuras.

Está prevista la asistencia del Ministro del Interior y de la Directora General de la Guardia Civil, a quienes poco parece preocuparles el endémico déficit de plantilla en la provincia de Córdoba, que tenga el parque móvil más envejecido de toda Andalucía, que no haya chalecos antibalas para todos los agentes, y que los guardias civiles sean los servidores públicos con menos derechos, sin turnos de trabajo, con pluses económicos discriminatorios y sin cauces para reivindicar sus derechos.

En lugar de organizar costosos e innecesarios desfiles militares, Fernando Grande-Marlaska y María Gámez deberían trabajar para que los guardias civiles tengan una jornada laboral digna, para que el acuerdo de equiparación salarial se cumpla plenamente, para que el reparto de la productividad deje de discriminar a quienes trabajan a pie de calle en beneficio de los altos mandos, para que los agentes no vayan a la cárcel por una discusión laboral, y en definitiva para que los guardias civiles dejen de tener peores condiciones laborales que el resto de policías en este país.

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