“Mercenario sois del reino”, le decían a Carlos I de Austria en el poema de los comuneros de Joseph Pérez. “En Santa Gadea de Burgos, do juran los hijosdalgo, le toman la jura a Alfonso” nos dice el romance medieval.

Incluso en aquellos tiempos se deja patente que el máximo poder representado en la figura del rey era un servidor público.

¿Qué pasa hoy con los servidores públicos electos? Se les olvida que trabajan para nosotros y se comportan como si fuéramos sus súbditos.

El poder legislativo, que es elegido en sufragio universal, no es una representación de nuestra sociedad, ¿Cuántos albañiles, agricultores o administrativos hay en los parlamentos? La mayoría de nuestros representantes son economistas o abogados, por cierto, estos últimos viven del conflicto, ¿Tendrá algo que ver eso con la polarización de nuestros días?

Todos esos parlamentarios, no lo son porque les hayamos votado, no nos deben su cargo a los ciudadanos y saben muy bien a quien se lo deben, a las ejecutivas de sus partidos que les pusieron en la lista en posición de obtener el cargo, ¿A quién van a ser fieles? ¿A nosotros o a sus jefes?

El poder ejecutivo se elige por el poder legislativo, que como he apuntado, está viciado de origen, son los mismos jefes que ponen a los parlamentarios en las listas para que salgan elegidos, los que luego les piden que les elijan a ellos para presidir los gobiernos.

¿Qué decir del poder judicial? ¿Quién elige a los que encargamos de administrarnos justicia? Los jueces lo son después de tener la carrera de derecho y aprobar unas duras y costosas oposiciones que no están al alcance de todos los ciudadanos, lo que hace que la representación popular en ese estamento sea casi insignificante.

Respecto a la Jefatura del Estado mejor no hagamos comentarios sobre su representatividad.

Y estas son las “autoridades” que nos gobiernan, son estos los que se olvidan de que están a nuestro servicio y se consideran por encima de nosotros, se consideran los amos y nosotros los que debemos servirles, es justo al contrario de cómo debería ser, muchos de ellos carecen de la “auctoritas”, que según la Real Academia de la Legua significa que “son personas con la influencia moral, el prestigio y la consideración que merecen por sus acciones”, estos, como no tienen ni la moral, ni el prestigio ni la consideración de la ciudadanía, prefieren construir de la nada una reputación con un “community manager”, algunos lo tienen hasta para su perro.

Pero tenemos que estar tranquilos, porque ninguno de ellos puede salirse del marco sagrado de la Constitución, si, esa Constitución que no se cumple, esa Constitución manoseada por unos y otros en su propio beneficio, esa misma, la que habla del derecho a la vivienda digna, al salario digno, a la sanidad digna, a las pensiones dignas, a la educación de calidad y al respeto a nuestros mayores, esa misma Constitución que garantiza inviolabilidad al jefe del estado aunque cobre comisiones millonarias que cualquier persona de bien consideraría escandalosas e inmorales, esa parte si se cumple.

Y luego están los corruptos que además nos toman por tontos, “no sé, no me consta” ¿Quién será el Señor X del GAL o M punto Rajoy? No ven los Jaguar en su garaje, no saben lo que hacen sus maridos pero tienen puestos de trabajo muy bien pagados por “ser vos quien sois”, supongo que no por su especial capacidad de discernimiento de lo que ven y no ven, también están los que lo afinan con la fiscalía, los que controlan la sala 2ª del Tribunal Supremo por la puerta de atrás.

Otros se llevan mordidas de las obras en los cuarteles de la Guardia Civil, por las mascarillas en la pandemia, o por el Ave de Arabia Saudí, por adjudicaciones de obras, o el famoso “tres per cent”, es decir, miserables a los que nos les importa un rábano la vida de los demás pero si aprecian su buena vida.

También los que usan los poderes del estado contra sus adversarios con policías patrióticas que lo mismo asaltan la casa del tesorero de su partido disfrazados de cura para robarle documentación comprometedora, que montan todo un bulo y una mentira para desacreditar a los independentistas catalanes o a partidos incómodos de izquierdas, los que guardan pendrives, cintas, fotos o dosieres para sacarlos cuando convenga sea contra sus propios compañeros de partido o contra los del partido adversario.

Otros que no se nos pueden olvidar son los inútiles, a los que se le ahogan más de 200 ciudadanos mientras están no se sabe donde, los que después de casi dos meses no son capaces de explicarnos las razones del apagón, los que son incapaces de ejecutar millones de la Unión Europea y hay que devolverlos pero se quejan de que no les llegan los presupuestos para sanidad o dependencia al mismo tiempo que eliminan o bajan impuestos a los que más tienen, como el de sucesiones.

Toda esa gentuza no debería estar en política, que es un trabajo noble en el que se intenta mejorar la vida de los ciudadanos cada cual con sus ideas y sus opiniones, pero claro, es que ahora tampoco vemos a nuestros representantes públicos debatiendo en los parlamentos sobre ideas, opiniones o planes que mejoren las cosas, cada día los vemos peleándose, sembrando odio y echándose mierda a la cara con el “y tu más”.

Los servidores públicos empezando por el rey y acabando por el último funcionario, deberían estudiar un pequeño manual que les enseñe lo que significa servir al pueblo, que les enseñe que son nuestros trabajadores y no nuestros jefes y que tienen que rendir cuentas a quien les paga su sueldo que somos todos los ciudadanos.

Es justo decir que entre todos nuestros representantes públicos electos y todos los trabajadores públicos, no todos son iguales, hay gentes de bien y dado mi optimismo patológico, creo que hay más servidores eficaces y leales que imbéciles y sinvergüenzas.

Soy demócrata desde que serlo me podía costar más que una colleja ¿Que ha pasado con la ilusión que sentíamos a la muerte del dictador? ¿Quién nos la ha robado?

A estas alturas de la vida, no se preocupen, no me voy a caer de la higuera ni del guindo, solo tengo la mala costumbre de hacer y hacerme preguntas.

Post Data: Debajo de este texto existe la posibilidad de escribir las opiniones de cada uno, quizás fuera interesante que usáramos esa herramienta para debatir, para compartir y para buscar nuestras respuestas como ciudadanos bien educados.

Ángel Díez de Miguel

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