Pautas para mejorar el rendimiento de tus hijos en los exámenes

Debido a la complejidad e importancia del tema a tratar, Nuria Santiago va a dividir en dos artículos relacionados para una mejor análisis y entendimiento de las pautas para mejorar el rendimiento de tus hijos en los exámenes

Se acerca junio y el final del curso también: exámenes, nervios, jornadas maratonianas de estudio (que no siempre dan el fruto esperado), frases tales como “no me da tiempo”, “esto es muy difícil”, “esta asignatura la dejo” son situaciones típicas en esta época del año entre los estudiantes (no para todos, por supuesto).

Lo ideal es que hubieran trabajado de forma gradual y progresiva a lo largo del año pero si no ha sido así todavía estamos a tiempo para mejorar su rendimiento en la recta final del curso con una buena organización del espacio, un buen método de estudio y una adecuada gestión del tiempo.

En general, estas recomendaciones pueden ser útiles a todo tipo de estudiantes independientemente de la edad y del tipo de examen a que se enfrenten; no obstante, es cierto que cada uno tiene una manera de aprender propia directamente relacionada con la forma en cómo percibe y asimila la información pero también en cómo recuerdan posteriormente esos conocimientos, por lo tanto es de suponer que deberán elegir aquel método que más se adapte a su necesidades.

Organización del espacio: La zona de estudio
Todos estamos de acuerdo en que la habitación en donde estudien debe de ser un espacio cómodo y agradable. Hay que tener en cuenta que este es el lugar en que, en época de exámenes, van a pasar la mayor parte del tiempo.

Sería recomendable que no fuera ruidoso, que tuviera luz natural y que las paredes estuvieran pintadas en tonos claros.

Evidentemente, cada persona decora su casa atendiendo a sus gustos y preferencias. Si las paredes de la habitación de tu hijo son de colores llamativos, (como no se trata de redecorarlas) una solución fácil y efectiva sería colocar una cartulina o un folio de color celeste o verde claro sobre la mesa de estudio y colocar los libros o los apuntes encima. Un ambiente tranquilo, decorado con colores pastel favorece la concentración porque aporta serenidad y equilibrio.

Televisión, consolas y móvil cuanto más lejos, mejor. La razón es obvia, de este modo evitaremos distracciones innecesarias.

Una mesa ordenada ayuda también en el proceso de estudio. Resulta más práctico y efectivo preparar
previamente todo lo que vayan a necesitar: ordenador (si es portátil), apuntes, libros, bolígrafos, lápices, diccionarios, botella de agua… para así no romper el ritmo de trabajo levantándose a cada instante con la excusa de coger cualquier cosa.

La silla es igualmente importante, a ser posible ergonómica para evitar dolores de espalda y adaptable para poder cambiar la posición en función de la altura del niño y su mesa de estudio. Un reposapiés, tampoco vendría mal.

El método de estudio
A veces, sucede que los estudiantes invierten mucho tiempo y esfuerzo pero los resultados no son los
esperados. ¿Qué ha sucedido? Probablemente el método de estudio no haya sido el adecuado.

En primer lugar, a la hora de abordar una asignatura, lo más importante es comprenderla. De nada sirve memorizar una serie de conceptos que no entienden, además, la memoria puede jugar malas pasadas y que el día del examen se queden en blanco.

La experiencia me ha enseñado que hay alumnos que cuando no entienden alguna idea (sobre todo si están en clase) no preguntan porque les da vergüenza. Hay que animarlos a que lo hagan porque de lo contrario volverán a casa desmotivados por tener que estudiar una asignatura que les suena a chino. Aclarar esas dudas favorecerá que el niño o el adolescente no se desanime y rinda más y mejor.

Por otra parte, resulta positivo planificar el orden en que van a estudiar cada una de las materias en función del grado de dificultad que tengan para cada uno de ellos.

Pongamos un ejemplo:
Imaginad que un chico debe estudiar ciencias naturales, matemáticas e inglés. Las ciencias naturales, no le gustan nada, el inglés no se le da mal y disfruta muchísimo con las matemáticas. La estrategia a seguir a la hora de estudiarlas sería la siguiente:

  1. En primer lugar, estudiaría la asignatura de dificultad media (inglés).
  2. En segundo lugar, aquella que le resulta más difícil (ciencias naturales).
  3. Por último, estudiaría la materia más fácil (matemáticas).

Nota: Si empezara con la asignatura más complicada para “acabar cuanto antes” y seguir con las demás, ocurriría lo contrario porque emplearía más tiempo y esfuerzo, acabaría cansado y sin ganas de seguir estudiando.

Mañana seguiremos con las técnicas de estudio, la gestión del tiempo,  la autoconfianza y otras cuestiones útiles

Nuria Santiago
Licenciada en Filología Española

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