El fuego se acercó peligrosamente a las casas del Madroño

Nuevamente llega el fuego a las laderas de la Cañada del Madroño, lo que obligó a varias dotaciones de bomberos a acudir a sofocarlo.

El fuego se inició ayer, sobre las 7 de la tarde, en una zona llena de hierba seca y restos de pastos. Los vecinos  mas cercanos, que son los de la calle Marqués de Priego, alertaron inmediatamente al teléfono 112, emergencias de Andalucía, que es el encargado de movilizar a Bomberos, Guardia Civil, Policía y sanitarios cuando hace falta.

Varias dotaciones del Consorcio Provincial de Prevención y Extinción de Incendios se personaron de inmediato para apagar el incendio que tras un primer momento de tensión por el viento y la proximidad a las casco urbano hizo cundir la alarma entre el vecindario del Madroño.

Una vez que los efectivos tuvieron controlado el incendio, se pasó al refresco de los pastos quemados para evitar rebrotes, cosa que en vídeo se puede ver como de no ser por esta labor el fuego hubiera seguido activo.

Poco mas tarde de las 21:30 se dio por extinguido y gracias a la buena labor de estos profesionales, solo hemos de lamentar pequeños daños materiales. No obstante sobre las 22:30 se inició otro nuevo foco un poco más arriba, que fue sofocado desde la calle Molinos de Viento, terminando la extinción sobre las 23:30.

Tras preguntar a los bomberos allí presentes se ha señalado la preocupante casualidad de la existencia de otro incendio prácticamente a la misma hora, esta vez en las cercanías de la Cooperativa de la Aurora, de similares características y prácticamente a 300m, lo que a expertos ojos de los técnicos del Consorcio Provincial de Prevención y Extinción de Incendios,  puede indicar algún tipo de relación entre ambos incendios

Periodicidad
Preguntados los vecinos, existe cierto miedo ante la llegada del verano y la mas que repetida quema espontanea de los pastos y rastrojos colindantes a la Cañada del Madroño.

Yo mismo fui testigo de la prueba controlada que me hizo un bombero al tirar una colilla a un montón de pasto y rastrojo seco, similar al ardido,  y comprobar como la colilla se extinguía sin provocar ninguna llama en dicho pasto.

Con respecto a los cristales rotos que hubiera diseminados entre los rastrojos, se descartó en un principio por no existir la temperatura necesaria como para que el rastrojo pudiera prenderse.

Una vez mas la prevención parece el mejor aliado ante el fuego espontáneo.

Antonio Galán

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