Hay silencios atronadores. Silencios que hablan más que palabras, frases o libros de cientos de páginas. Ensordecedores hasta el punto en el que la protagonista es la ausencia. La carencia de ideas expresadas puede ser la mayor evidencia de ideología arraigada. Silencios cómplices de delitos, de actos terroristas, de enormes fechorías. Reacciones esquivas a preguntas pertinentes, a críticas fundadas. Sigilos que otorgan la razón al que propone sin obtener respuesta.

No es casualidad que Sumar evitase tildar de grupo terrorista a Hamás. Como tampoco lo ha sido la falta de condena de ETA por parte de Bildu legislatura tras legislatura. Al igual que la privación de respuesta legal o política de Vox a las acusaciones de una Olona que ha vuelto a la cordura acusando a los líderes del partido, en lo público y en las sombras, de hacer negocio ilícito con el patriotismo, de llevarse el dinero de afiliados que vieron en Vox una alternativa a un Partido Popular salpicado por escándalos de corrupción.

La malversación de dinero de todos fue lo que impulsó al líder de la camisa apretada y parece evidente que será la razón de su caída. Vox llegó a la palestra pública prometiendo algo que los ‘populares’ no podían: la dureza en las formas y la esperanza de un partido saneado, sin corruptelas ni ambiciones de sillones.

Ahora, menos de un lustro después de su ansiada entrada en el Congreso, no pueden permitirse renovar su juramento. Y callan. Callan o designan de loca a una persona que está utilizando la lógica: “Si miento que me denuncien o muestren el modelo 347”. Aquel modelo tributario que supuestamente dejaría en evidencia los maltrechos pasos del partido. El que calla otorga, dice el refranero popular. El que no evidencia su argumento de lealtad institucional tiene poca legitimidad para gritar a los cuatro vientos contra sus rivales políticos.

Tambalean los cimientos de la calle Bambú y retumban las redacciones de la Castellana por un terremoto con origen en la calle Ferraz. “En el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña por los hechos acaecidos en la década pasada”. Es la primera vez que el presidente resiliente reproduce la palabra amnistía desde el 19 de julio. Algunos se podrán sorprender, escandalizar y clamar al cielo. Sin embargo, los que lo hacen no han sabido leer la jugada.

El silencio es de nuevo es el mayor chivato, aquel que venía avisando estruendosamente desde la etapa de chiringuito y playa. Si Sánchez no habla, evidencia. Y si enuncia es porque está hecho, porque hay trato, porque hay legislatura amarrada por una “mayoría progresista” que cobija izquierdas, nacionalismos extremistas, derechas y lo que haga falta. Ahora ya se puede hablar de amnistía, defenderla a capa y espada, pero se oculta la palabra mágica y final proveniente del latín, referéndum. Ya la negó, ahora la evita ¿Cuánto tardará Sánchez en volver a decirla?

Alsina tendrá que volver a preguntar: ¿Por qué nos sigue usted mintiendo tanto señor presidente?

Paco Cobos Periodista

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Un comentario en «Silencios políticos»

  1. Pues sí Paco ¿porqué nos sigue mintiendo tanto este que se llama progresista?
    La política ha tocado fondo y los españoles estamos hasta las narices de tanta ignominia.
    Lo único que nos queda ya es salvar nuestro pueblo, pero para eso el Sr. Llamas nos debería decir si es tan progresista como su jefe y si apoya sus pactos con toda la inmundicia de España. Me temo que será otro silencio como el de Sánchez pero a Montilla la está dejando muy bonitamente adoquinada 😂😂😂 para lo que nos subirá, como hace siempre esta gente, lo malditos impuestos.
    Pues en eso estamos.

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