Al escribir sobre el Estado de Israel, es conveniente precisar algunos términos y conceptos que usamos a diario y que han sido tergiversados por el mal uso.

Ser judío no es una raza, ni siquiera un pueblo, es una cultura y una religión que ancla su identidad en el Viejo Testamento y en la que está el origen del cristianismo y del islam.

El término semita que hoy se utiliza para referirse a los israelitas, también está mal usado, semita viene de Sem, el nombre de uno de los hijos de Noé y tradicionalmente se ha aplicado a un concepto etno-lingüístico que comprende los pueblos y las lenguas árabes, el arameo y algunas otras del territorio que, más o menos, hoy llamamos Oriente Próximo.

El sionismo es una ideología política que aspira a tener un estado independiente en Palestina, en lo que antiguamente fue el territorio del reino de Judea con capital en el monte Sion, que es el origen de la ciudad de Jerusalén. Su ideología es ultranacionalista judía en lo étnico y en lo religioso.

Es imposible entender lo que sucede hoy en Palestina si no recordamos lo que son sus antecedentes históricos. Voy a tratar de resumir la historia del moderno Estado de Israel.

Habitualmente los romanos conquistaban el territorio a sangre y fuego, pero luego eran tolerantes con las poblaciones e intentaban que confluyeran en lo que hoy conocemos como civilización romana.

En lo que hoy es Palestina, a finales del siglo I, el imperio romano reaccionó con extraordinaria violencia ante las continuas revueltas de la población, revueltas que tenían un origen político y también religioso que se enfrentaba al politeísmo clásico. En el año 70, Tito, que luego fue emperador de Roma, destruyó el segundo Templo de Jerusalén, todavía hubo una revuelta posterior en los años 132 al 135, el resultado fue la muerte de miles de judíos, Flavio Josefo que es un escritor judeo-romano llega a hablar de un millón de muertos, se esclavizó y deportó a muchos otros, se prohibió la religión judía y se expulsó a muchos de la región, esto es la famosa diáspora y lo que explica la presencia de judíos en todo el imperio romano, que persiste en la edad media y hasta hoy día en todo el mundo, estos judíos con un gran sentido de grupo, mantuvieron sus tradiciones y su deseo de regresar a Sion (Jerusalén).

Durante todo ese tiempo, casi 2000 años, habían sufrido persecuciones, pogromos que seguían sucediendo a finales del siglo XIX, en esas circunstancias, Theodor Herzl, un periodista austrohúngaro, comienza a difundir la idea de un Estado judío para evitar las persecuciones y lo sitúa en Palestina, aunque con el tiempo se llegaron a barajar otras localizaciones como Madagascar e incluso zonas de América del norte y del sur, este movimiento sionista, tiene su primer congreso en 1897 en Suiza, en el que fijan su meta de «crear un hogar para el pueblo judío en Palestina«, que estaba bajo control del Imperio Otomano, eso origino un movimiento migratorio de judíos del centro y este de Europa a hacia esa zona.

Durante la I Guerra Mundial, el Imperio Otomano toma partido por las potencias centroeuropeas, que acaban perdiendo la guerra. El imperio británico, muy interesado en Oriente Próximo por diferentes razones, para atraerse a esas poblaciones llega a acuerdos con los distintos movimientos árabes, son tiempos de Laurence de Arabia, al mismo tiempo y para atraerse a los judíos se logra la Declaración Balfour en la que el secretario de Relaciones Exteriores Arthur Balfour le sugiere a Lord Rothschild, líder de la comunidad judía británica, que el gobierno británico «veía con buenos ojos el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío», con la condición de no perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en la región.

Después de la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones le otorgó al Reino Unido el mandato sobre Palestina, lo que allanaba el camino hacia esa patria judía. La inmigración judía a gran escala continuó, impulsada por el antisemitismo en Europa y, más tarde, por la persecución nazi. Esto aumentó drásticamente la población judía en la región y generó una creciente tensión con la población árabe, que se sentía desplazada y veía en riesgo la propiedad de sus tierras. Se produjeron revueltas y enfrentamientos en las décadas de 1920 y 1930.

La II Guerra Mundial (1939-1945) y el Holocausto, en el que los nazis asesinaron a seis millones de judíos europeos, intensificaron la presión internacional para encontrar un refugio seguro para los supervivientes.

Algunos de los judíos llegados a Palestina se organizaron en grupos armados que practicaron el terrorismo, el atentado más sangriento fue contra el Hotel Rey David, ocurrido el 22 de julio de 1946 en Jerusalén. Fue perpetrado por un grupo paramilitar sionista, liderado por Menajem Beguín, que llegó a ser Primer Ministro de Israel de 1977 a 1983. El ataque resultó en la muerte de 91 personas y dejó 46 heridos.

Agotado por el conflicto en la región y por la presión internacional, el Reino Unido decidió entregar el problema a las Naciones Unidas.

El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 181, que proponía la partición de Palestina en un Estado árabe y un Estado judío, con Jerusalén como una zona internacional. Los líderes judíos aceptaron el plan, mientras que los líderes árabes y los países vecinos lo rechazaron, considerando que se les asignaba una porción insuficiente de territorio.

El 14 de mayo de 1948, un día antes de que expirara el Mandato Británico, David Ben-Gurión proclamó la independencia del Estado de Israel en Tel Aviv. Inmediatamente, los países árabes vecinos (Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak) invadieron el recién creado Estado, dando inicio a la Guerra árabe-israelí de 1948. Israel logró defenderse y consolidar sus fronteras, aunque el Estado árabe previsto en el plan de la ONU no se materializó. Para Israel es la Guerra de la Independencia y para los árabes es conocida como la Nakba (catástrofe) debido al desplazamiento masivo de la población palestina.

En 1956 se produce la llamada Crisis de Suez. Israel, junto con el Reino Unido y Francia, invadió la península del Sinaí en respuesta a la nacionalización del Canal de Suez por parte de Egipto. La presión internacional, especialmente de Estados Unidos y la Unión Soviética, obligó a Israel a retirarse, pero ya había demostrado su capacidad militar.

1967, la guerra de los seis días. Israel lanzó un ataque preventivo contra las fuerzas aéreas de Egipto y Siria, lo que le permitió obtener una victoria rápida y contundente. Como resultado, Israel ocupó la Franja de Gaza y la península del Sinaí a Egipto, Cisjordania y Jerusalén Este a Jordania, y los Altos del Golán a Siria.

En 1973, Egipto y Siria lanzan un ataque sorpresa contra Israel para recuperar los territorios perdidos, es la denominada guerra del Yon Kipur. las Fuerzas de Defensa de Israel lograron rechazar a los ejércitos árabes, aunque en principio tuvieron importantes pérdidas. Esta guerra llevó a los Acuerdos de Camp David y, finalmente, al primer tratado de paz entre Israel y un país árabe, Egipto, en 1979

Israel invadió el Líbano en 1982, uno de los países más estables y con mejor convivencia de la región, lo hizo para eliminar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que

operaba desde allí y que debía ser el interlocutor válido para la solución pacífica del conflicto. Esta invasión provocó la desestabilización de lo que en algún momento se llamó la Suiza de Oriente Medio. En 2006, hubo un conflicto a gran escala con Hezbolá, un grupo chiita libanés auspiciado por Irán y surgido de la descomposición social y política libanesa.

Desde 1987 hasta el 2005, se produjeron las conocidas como Intifadas, fueron levantamientos palestinos masivos contra la ocupación israelí en Cisjordania y Gaza, caracterizados por la resistencia civil y, en la segunda intifada, por ataques suicidas.

La década de los 90 es la que está más cerca de la paz con la conferencia de Madrid, la de Oslo y con la mediación de Bill Clinton acabaron en los acuerdos entre el Primer ministro de Israel, Isaac Rabin y el líder de la OLP, Yasir Arafat, que fue el primer Presidente de la Autoridad Nacional Palestina.

En la franja de Gaza se consolida Hamas, un grupo armado de oposición a la más moderada OLP y que algunos afirman que fue financiado por el propio gobierno israelita. Desde 2008, ha habido múltiples enfrentamientos militares de gran envergadura entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, incluyendo operaciones en 2008-2009, 2012, 2014, 2021 y el conflicto actual que comenzó en 2023.

Hay que recordar que Israel es uno de los pocos países del mundo que cuenta con tecnología y programa nuclear bélico y con bombas atómicas.

A la vista de la tormentosa historia del estado de Israel, es imprescindible conocer también cuales han sido las relaciones de la Comunidad Internacional manifestada a través de la ONU con el Estado de Israel

La cifra exacta de resoluciones de la ONU que se refieren a Israel y el conflicto palestino-israelí, es muy elevada, se estima que son más de un centenar, aunque no existe un número oficial ya que abarcan tanto a la Asamblea General como al Consejo de Seguridad.

Si nos fijamos en las más importantes, Israel, existe oficialmente por la Resolución 181. Solo se ha cumplido la parte que beneficia a Israel, pero no se cumple el mandato para la existencia de dos estados, uno judío y otro palestino.

Resolución 194 (1948) de la Asamblea General: Estableció el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares y ser indemnizados. Este es un punto central del conflicto que nunca se ha cumplido.

La Resolución 242 de 1967 pide la retirada del ejército israelí de las zonas ocupadas en la guerra de los seis días. No se ha cumplido.

Numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General han condenado la política de asentamientos de Israel en los territorios ocupados (Cisjordania y Jerusalén Este) y han reafirmado que esta práctica es una violación del derecho internacional.

Este incumplimiento sistemático de las resoluciones de la ONU se explica por la aplicación del derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Estados Unidos, lo que ha paralizado la capacidad de la ONU para tomar medidas coercitivas.

Ángel Diez de Miguel

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