¡Oh, capitán, mi capitán! Bravo contramaestre que dirige un Titanic a la deriva, líder de líderes, dios de dioses, gobernador del Olimpo, jefe de monclonitas. Gracias por librarnos de los machistas, los puteros, los bribones de cartera abultada, los dioses de la barra libre bajo público pago, los catedráticos de lupanar, de cocaína consumidores, malparidos marineros. Pilingueros, zalameros, burdeleros. Subastadores de rameras, lumineros, zorros chuleros, golfos de medio pelo.

Dichosa sea tu voluntad de zafarnos de los machistas, leninistas, marxistas. Machirulos, machotes, compañeros de módulo, trabajadores del estímulo, enterradores de moral en patíbulo. Acosadores, basosos, mentirosos, hipócritas, bravucones farsantes vendedores de valores. Abusadores, mentecatos, manos rotas, maltratadores, agresores de inferiores. Moradores de la trena, de la cárcel, del calabozo. Campeones de talego, de celda, de chirona. De jaulas de oro, de cana, de trullo. Buscadores de chocolate del loro.

¡Oh capitán mi capitán!, se decía en Ferraz. No te vayas por favor, no nos dejes sin rumbo en el desprestigio institucional ¡Resiste Pedro! No nos dejes a merced de la ultrarrequetederecha. Se ponían sus señorías de pie, desde aquí duelen las manos de aplaudir, se suben a las sillas gritando aquello que decían en el Club de los Poetas Muertos. No sucumbas a las truculentas olas, aguanta el timón del barco en el que no manda marinero habiendo patrón. Dirige la nave entre las aguas infernales, aplaca los maltrechos informes marinos de la Unidad Costera Oceánica (UCO), aparta a los pulpos babosos de los cargos en los que los nombraste a sabiendas de que eran pulpos babosos.

Cárgate a los dictadores Salazar que en su día te sirvieron, por babosos que fueran, para amañar unas primarias. Todo por el bien del partido, Pedro. Todo por España, quién la va a gobernar mejor que nosotros. Si quieres a España tómala, querido capitán, hazla tuya, súbele las faldas a la Constitución. Qué más da aquello de los límites democráticos, las mayorías parlamentarias, los presupuestos transformadores. Qué es eso de la responsabilidad in vigilando, aquello de la moción de confianza, qué corrupción ni corrupción.

Quiénes son el tal Cerdán, anda que no hace ya por lo menos 20 días desde que mandaba; el pavo al que llaman Koldo; un tipejo torrentino de nombre José Luis. Si los otros también roban. Los otros también se van de putas. Por lo menos, tú, capataz compungido, nos pides perdón mientras nos colocas a otro personaje desgastado por la infamia en tu directiva. Por lo menos tú, esquelético lobo de mar, haces actos con mujeres, las instruyes, te encierras en la plaza de Ferraz como hiciese Jesulín en Aranjuez.

Pero sobre todo, querido camarada, señala a los fachas de nuestro propio partido, a las voces discordantes, a los díscolos, los indisciplinados que no saben remar hacia el precipicio al que nos diriges. A los Pages de la derecha, los rebeldes que no aplauden ni se suben a la silla, los que osan a ponerte frente a tus contradicciones, malnacidos socialistas sinvergüenzas ¡Oh, capitán, mi capitán! No abandones el barco, echa el ancla en La Moncloa y arrástranos a los ciudadanos hacia el fondo del mar si es necesario. Cantemos la última y nos vamos mientras suenan al fondo sirenas de la guardia costera. Formemos entre todos el Club de los Socialistas Muertos porque lo que está muerto no puede morir.

Paco Cobos Periodista

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