El director de la Unidad de Cirugía General y Digestiva del Hospital Universitario Reina Sofía y responsable del programa de Trasplante Hepático en el centro, Javier Briceño, acaba de ser elegido presidente de la Sociedad Española de Trasplante Hepático (SETH).
Se trata de la máxima organización científica dentro del mundo del trasplante hepático, formada por unos 450 socios (cirujanos, hepatólogos e intensivistas, fundamentalmente) y que cuenta con una trayectoria de 16 años. Esta sociedad trabaja de forma directa con la Organización Nacional de Trasplantes y el Ministerio de Sanidad en la elaboración y coordinación de recomendaciones para mejorar la respuesta del sistema sanitario en este campo.
Acompañado por un equipo de expertos en la materia del Hospital Vall d’Hebrón, Lozano Blesa, Gregorio Marañón y Bellvitge, entre otros, la nueva directiva de la SETH afronta el mandato con mucha ilusión y con el compromiso de intentar dar respuesta a los retos que este campo de la Medicina tiene por delante. Particularmente, para el doctor Briceño “es un orgullo que nuestra candidatura haya sido avalada por las unidades de trasplante hepático del país y elegida en el último congreso y sentimos que, de alguna forma, es un reconocimiento al trabajo que la Unidad de Trasplante Hepático del hospital ha venido realizando”.
En el horizonte, la nueva corporación trabajará con el objetivo de abordar el trasplante desde todos los puntos de vista: técnico, incorporando las nuevas terapias de pacientes, promocionando el trasplante hepático en la sociedad (tanto a nivel institucional como ciudadano), así como fomentando la relación con las asociaciones de pacientes trasplantados. Precisamente en este último punto, la sociedad viene realizando un importante trabajo colaborativo con la federación de asociaciones que se ha visto intensificado en los últimos años por la pandemia de Covid-19.
Según explica el nuevo presidente, “además de estas líneas generales, como sociedad tenemos que analizar y trabajar en los retos que actualmente nos plantea el trasplante hepático”. Entre ellos, destacó la incorporación de los nuevos procedimientos en trasplante (tanto desde el punto de vista quirúrgico como médico); promover estudios multicéntricos que concentren el mayor número de equipos posibles; promover la formación de las plantillas de las unidades de trasplante e ir incorporando a estos equipos a los residentes. En este sentido, Javier Briceño explica que “tenemos que ir renovando los equipos que empezaron hace 30 años. Muchos de los pioneros que nos abrieron el camino se están jubilando y tenemos que tener la capacidad de captar e ilusionar a nuestros residentes porque dedicarse al trasplante es casi una forma de vida, ya que implica tener una determinada perspectiva, valores, etc. Y debemos ser capaces de transmitirlos y asegurar el relevo generacional”.
También entre los retos de futuro se encuentra la acreditación europea de las unidades de trasplante, en un contexto especial, ya que el nuevo presidente acaba de ser también nombrado este año delegado europeo en España para esta tarea, “lo que supone una oportunidad que queremos aprovechar”.
Como reflexión final, el doctor Briceño explica que “viene un época muy interesante, especialmente para los cirujanos, en la que vamos a incorporar las máquinas de perfusión como un elemento más en nuestra práctica diaria, a fin de incrementar el pull de donantes. Estos equipos nos van a permitir, por un lado, recuperar órganos que antes eran rechazados y, por otro lado, nos ayudarán a mantener un órgano en perfecto estado hasta que esté preparado el donante o el equipo que va a realizar el implante, cuando surjan eventualidades relacionadas con la logística”.
En este sentido, la previsión es poder recuperar entorno al 40% de los órganos que son rechazados en estos momentos en España, lo que se traduce en una disponibilidad de unos 150 o 200 hígados válidos más al año.
Esta línea de trabajo será de gran utilidad si tenemos en cuenta, además, que se están extendiendo las indicaciones de trasplantes en pacientes con tumores hepáticos que antes no se podían trasplantar. Por lo tanto, se necesitarán más órganos para dar respuesta a esta situación de incremento de pacientes con necesidad de este tratamiento.
La incorporación de la inteligencia artificial (de la que el equipo de trasplante hepático fue pionero en 2009 aplicándola al emparejamiento de donante y receptor) y la aplicación de protocolos Fast Track serán también claves en un futuro, ya que según apunta el doctor Briceño “sabemos que otro caballo de batalla será mejorar los problemas de salud que suelen aparecer en pacientes trasplantados a largo plazo, como tumores, diabetes, enfermedad renal, etc.”.
En este sentido, existen muchos estudios que se centran precisamente en cómo mejorar la calidad de vida del paciente trasplantado que apuntan la importancia de establecer programas de detección precoz, el manejo de la inmunosupresión y el cúmulo de ésta a lo largo de la vida, entre otras cuestiones. “Es un campo muy nuevo, que está costando trabajo, pero estamos seguros de que pueden beneficiarnos al ser herramientas de apoyo a la decisión y al diagnóstico, de forma que podamos predecir qué características del trasplante van a hacer que los pacientes desarrollen problemas a largo plazo y cómo prevenirlas”.
Los órganos artificiales o la incorporación de asistentes robóticos en la técnica quirúrgica también están en el horizonte del trasplante hepático a más largo plazo. “Iremos de la mano del resto de sociedades y organizaciones para sumar todas las mejoras que la evidencia nos va mostrando. Y lo hacemos desde la ilusión y con el espíritu científico que caracteriza a esta gran familia que es la SETH”.
