Cruz Roja lucha contra el maltrato a las personas mayores

La mayor esperanza de vida de las mujeres trae consigo desafíos en términos de salud y bienestar. Uno de los problemas más graves es la creciente vulnerabilidad de las mujeres mayores al maltrato, detectada por Cruz Roja y para la que apenas existen datos a nivel estatal ni mundial. Por eso, la Organización humanitaria lanza una campaña de concienciación para que las buenas prácticas “Vayan a mayores”, lema de su campaña.

Que respetar sus decisiones y que valorar su experiencia vaya a mayores”. Es uno de los mensajes que Cruz Roja lanza con motivo del Día Mundial contra el Maltrato de Personas Mayores (15 de junio), una jornada para reflexionar sobre la atención que ofrece a este colectivo el conjunto de la sociedad.

El maltrato puede manifestarse en forma física, sexual, psicológica o emocional; maltrato por razones económicas o materiales, abandono, desatención, negligencia e incluso auto negligencia. El maltrato más sutil, que se perpetra desde la sociedad y que se manifiesta como una visión estereotipada y negativa de las personas mayores, es el llamado “edadismo”, y favorece entornos discriminatorios y no igualitarios: por ejemplo, es edadismo asumir que todas las personas mayores son lentas, frágiles o no están al día con la tecnología; menospreciar sus opiniones; o evitarlas en ciertas actividades sociales. Todo esto se traduce en sentimientos de aislamiento y soledad y pérdida de autoestima. Esta especie de maltrato impide además que las sociedades aprovechen la valiosa experiencia y el conocimiento que pueden ofrecer.

Un estudio de Cruz Roja refleja que el 24% de las personas mayores ha vivido algún tipo de discriminación, como no poder tomar sus propias decisiones o que se minusvaloren sus dolencias como “cosas de la edad”. Además, datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que una de cada seis personas mayores de 60 años ha sufrido algún tipo de maltrato. Un problema social que afecta sobre todo a las mujeres y que aumentará en muchos países debido al rápido envejecimiento de la población, recuerdan desde Cruz Roja, que reivindica los valores de respeto e inclusión de todas las personas sin que importe sus edades.

El pasado año, Cruz Roja atendió a 2.368 personas (el 84%, mujeres) en toda España con el proyecto «Buen Trato a las personas mayores», con el que apoya a quienes que sufren, han sufrido o tienen un riesgo elevado de sufrir maltrato, ayudándoles en primer lugar a afrontar la situación (ya que muchas veces no son capaces de identificar que son maltratadas), mejorando su empoderamiento. En Córdoba concretamente, alrededor de medio centenar de personas han participado en lo que va de año en talleres y otras actividades enmarcadas en este proyecto.

En casos concretos, Cruz Roja también realiza mediación con las familias. Y, sobre todo, promueve redes de protección en alianza con entidades públicas y privadas, que permitan detectar y prevenir acciones de maltrato: bajo el acuerdo con el Ministerio del Interior, y en coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, se llevan a cabo acciones de prevención de estafas y timos.

Otra iniciativa reciente fue la creación en Andalucía de la red de “comercios amigos de las personas mayores”, a la que se sumaron decenas de negocios cordobeses, como fruterías, carnicerías, peluquerías, farmacias y otros comercios de cercanía.

Si bien es cierto que las mujeres son más abiertas para hablar sobre sus problemas con el personal de Cruz Roja, el maltrato, a su edad, sigue siendo un tabú: siguen pendientes del “qué dirán”, optan por el silencio pese al sufrimiento, protegen a sus hijos e hijas -que pueden ser quienes perpetran el maltrato- o aún no hablan de la violencia de género, pese a que estén viudas o separadas, lo que impide el proceso de duelo y recuperación”, explica Beatriz Ríos, técnica del programa de Mayores de Cruz Roja.

Además, los recursos de ayuda no están diseñados para ellas y en algunas ocasiones pueden sufrir revictimización cuando el agresor se queda en su vivienda y la mujer debe refugiarse en una residencia de mayores. Esta vulnerabilidad se agrava por la dificultad de muchas mujeres mayores para defenderse y solicitar ayuda, que a menudo desconocen sus derechos.

A esto se le suma el rol que han desempeñado en toda su vida, responsables de los cuidados, la educación e incitadas a estar calladas para no ponerse en peligro, ni ponerse en contra de la opinión popular. El miedo a rehacer sus vidas sin sus parejas o familiares refuerza esta situación de sumisión, y llegan a cuestionarse como madres o esposas y a sentir culpa.

Muchas personas mayores no reconocen estas experiencias como maltrato debido a una percepción distorsionada de la violencia en la pareja o el entorno familiar, por eso, Cruz Roja alerta de que es urgente promover la concienciación sobre los derechos de las personas mayores y asegurar políticas y servicios que protejan su bienestar, combatan la violencia y garanticen una vejez digna y segura, acentuada en el caso de las mujeres. Igualmente, toda la sociedad tiene ciertos maltratos asumidos por ser más sutiles: frente a la violencia física y psicológica, más reconocible en la actualidad, los malos tratos bienintencionados, la visibilización de la mujer mayor, el aprecio y la promoción del buen trato son tareas pendientes, que deberían ir a mayores.

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