Hace tiempo, que tanto los docentes como los psicólogos se dieron cuenta de la importancia y de los beneficios que tiene el hecho de que los niños desarrollen un hábito de lectura porque mejora las funciones cognitivas como la atención, la observación, la lógica y la memoria.
Leerle cuentos o contarles historias casi desde que nacen, va a contribuir a que se cree un vínculo con sus padres muy beneficioso para que el niño pueda crecer como persona. Esta práctica va a generar una cadena muy positiva para él, ya que el hecho de que el niño se sienta querido va a tener como consecuencia que se valore a sí mismo, que supere sus dificultades físicas, psicológicas y culturales y que por lo tanto valore y respete a los demás.
Estos factores contribuirán a que su desarrollo cognitivo y emocional sea el adecuado y el niño crezca
emocionalmente sano. Por otra parte, para fomentar su interés, es necesario tener en cuenta no solo su edad, sino también atender a sus gustos, es decir, a todo aquello que pueda suscitar su curiosidad: cuentos, revistas, cómics, periódicos, poesía, novela. El acto de leer no debe imponerse como una obligación ni como otra tarea más del colegio, sino que se debe de crear un hábito para que el niño lo incorpore a su vida diaria y disfrute con ello porque, cuando es así, se relajan y se muestran más receptivos.
La lectura no tiene efectos secundarios, ni contraindicaciones, al contrario, todos son beneficios:
- Ayuda a desarrollar su imaginación.
- Potencia la reflexión y la empatía.
- Refuerza la memoria y la concentración.
- Aumenta el vocabulario, mejora la ortografía y la habilidad de la escritura.
- Es fuente de conocimiento e información.
En pocas palabras, la lectura es una vitamina indicada para todo tipo de personas: niños de cualquier edad e incluso adultos. ¡No prives a tus hijos de ese placer!
Nuria Santiago
