Sábados de reflexión

Me gustan los sábados de reflexión porque se supone que nos hacen reflexionar. Y eso siempre es bueno, o eso me dijeron a mí cuando apenas sabía lo que era eso del futuro y del día de mañana.

Claro que cada quien reflexiona sobre lo que sale en gana. Porque para un montillano, que estamos pensando cuándo el Ayuntamiento pretende anunciar las fechas de la Feria de El Santo para coger vacaciones, le importa bastante poco meditar sobre si EH Bildu puede llegar a ser primera fuerza en las elecciones vascas o si el PSOE de Euskadi cumplirá su presumible coalición de Gobierno al contrario de lo que hicieron sus compañeros de Madrid.

Y es que hay quien, muy probablemente, debe de estar pensando sobre por qué Otxandiano, candidato a lehendakari por EH Bildu, ese galante de la política joven sin memoria que se presenta por la izquierda abertzale, no condena a ETA. Sobre por qué pide un perdón a hurtadillas si es que ha podido ofender a alguna víctima del grupo terrorista pero sigue evitando calificar a ETA de lo que siempre ha sido, esencialmente el grupo terrorista más importante de la historia reciente del país. Sobre qué es Bildu, sobre qué es PNV, ese partido autodenominado de derechas que pacta con la izquierda, y quiénes son los partidos autoproclamados constitucionalistas.

Sobre quién pacta con quién o sobre si las líneas rojas se han vuelto tan difusas e invisibles que no se puede pactar con la extrema derecha pero sí con los herederos del tiro en la nuca. Sobre todo aquello que engloba a unas elecciones enfocadas en la gestión para tapar el pasado.

Pero a nosotros no nos toca. Nos toca asistir y seguir con la sobremesa madrileña que canta sevillanas anhelando a la resaca emocional que nos ha dejado una feria sin igual, la de Sevilla. Esa que te atrapa en una rumbita constante que llama a la Feria de Jerez, la de Córdoba o cualquiera otra que se te antoje antes de terminar la primavera.

Nos toca pedir otra copa al ritmo de las palmas de la carita colorá o aquello que buenamente estén haciendo ustedes en este sábado reflexivo en la que algunos disfrutamos de una buena comida y una interminable sobremesa.

Habrá, de estos nosotros, que sigamos pensando en aquella gitana que nos miró con intención en el terreno del albero y a la que no nos atrevimos a hablar. Habrá quien reflexione sobre los hitos que consigue un Real Madrid que defiende a la numantina. Sobre si se merece, o no, ganar. Sobre si la resistencia gana elecciones o Champions.

Sobre ganar a qué precio. Claro que ganar siempre es ganar y, si no, que se le digan a los que siguen gobernando, ya sea en el Ejecutivo o al, muy posiblemente, próximo presidente de la Real Federación de Fútbol Española (RFFE).

Ese de los 100 avales que entró como testigo al Juzgado de Instrucción número cuatro de Majalahonda y salió imputado. Ese del “no sé” cuando le preguntaban por la gestión de la RFFE al llevarse la Supercopa a Arabia. Ese que se presentaba como el mismísimo vicepresidente económico de un organismo que parece la cueva de Alí Babá.

En fin, que cada uno reflexione sobre lo que le venga en gana. Pero que reflexione.

Paco Cobos Periodista

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