La escuela: el lugar de encuentro

La escuela nos posibilita la oportunidad de ser un lugar de encuentro, siempre desde el respeto y la tolerancia, como base de la convivencia, a todas las partes que deben estar implicadas en un proceso formativo de personas, aportando todo aquello que permita un crecimiento personal de quienes allí acuden diariamente y para los que debemos ser modelos y ejemplo de vida a seguir, sembrando esas semillas que hacen que la planta germine, crezca, eche la flor y el fruto que le corresponde.

Preparar la tierra, abonarla, regarla, limpiar las malas hierbas, prevenirlas del frío intenso y del calor en su caso, de los fuertes vientos, de las plagas …dejando crecer a su ritmo, sin pausas, pero sin prisas, o mejor dicho, sin prisas pero con pausas, no evitando el problema sino dándole las estrategias a emplear en caso necesario.

Para ello hace falta toda una Comunidad formada por familias, profesorado e instituciones, con el fin de garantizar un proceso en las condiciones óptimas o al menos adecuadas para desarrollar este trabajo, un trabajo que trata con personas, nuestro alumnado, personas delicadas, donde una palabra, un gesto, un detalle…pueden hacer cambiar el rumbo pretendido.

La presencia de madres en la escuela es de total importancia. La incorporación del hombre al proceso, de forma posiblemente gradual, sería esencial para que la unificación de criterios fuera una realidad y no generando en el alumnado la dispersión respecto a los modelos a seguir.

La escuela no cumple sólo con una función de asistencia social para que se produzca la conciliación familiar necesaria, sino que debe estar considerada como un lugar privilegiado donde asisten mis hijos/as y que necesitan del apoyo incondicional hacia el profesorado.

No olvidemos que un profesorado querido, es un profesorado que trabaja a gusto, que entrega todo lo que puede, que se desvive por su alumnado. Un maestro desencantado, mal tratado, injuriado o despreciado, no sólo no se presta, sino que lo mismo es un mal modelo, motivado por su falta de la autoestima el cariño que necesita, como cualquier otra persona y la consideración necesaria para desarrollar una labor y no motivado por el calor que debe sentir con su trabajo.

Cuando no se da este entendimiento, sólo es necesario seguir los pasos establecidos y eliminar comentarios, grupos, tecnologías…que no llevan a ningún sitio, sino a aumentar, en ocasiones, el malestar y las pocas ganas.

La presencia del maestro/a es el eje de desarrollo, de todo el nudo que se desgrana cada día, desde dónde van y vienen todas las decisiones que se marcan o se deben marcar desde los
equipos directivos, atendiendo a las necesidades, en actitud de escucha permanente y de conciliación de las opciones de pensamiento que se dan en una Comunidad.

Cada maestro/a es el que carga con el gran peso de dar una atención adecuada al alumnado y a las familias, intentando hacer las cosas con profesionalidad, eficacia, prudencia y de forma, lo más justa posible. Por ello, hay que mimarlo desde las direcciones, para sacar de cada uno, las esencias que todos tenemos.

También es necesario colaborar con las mismas, apoyándolas y siendo críticas cundo el papel que desempeñan se aleja de los objetivos a conseguir y de los modelos de aprendizaje y siguiendo los procedimientos y espacios adecuados para exponer, dialogar, reprochar y , juntos, llegar a acuerdos.

Esto también es una tarea complicada y difícil y no se es consciente del todo, hasta que no se haya experimentado en la piel, lo difícil que resulta instrumentar una misma melodía desde este órgano de gestión. Para ello, la empatía es una tarea que debe potenciarse entre todos.

La presencia de las instituciones es fundamental y posiblemente deben serlo más, respetando la autonomía de los centros, generando enlaces que posibiliten una buena gestión y que haga de la escuela el lugar adecuado, con servicio y mantenimiento adecuados para el desarrollo de la labor educativa.

Dichas instituciones, entre ésta, los ayuntamientos, son conscientes de la ingente labor de altavoz que realizan los centros y por ello es necesario, no sólo, ver de vez en cuando…sino reconocer que las escuelas e institutos son una forma de desarrollo de las propias instituciones, a sabiendas que, sin ellas, tendrían muy limitado el compendio de actuaciones que llevan a cabo.

Por ello, hay que mimar a los centros educativos. Los mismos son elementos de desarrollo de las instituciones y éstas, sin los centros, dejaría de desarrollar infinidad de planes y Proyectos planificados en cada año escolar. Los centros no deben estar sólo al servicio de las instituciones, sino que la dependencia entre ambas partes debe ser exquisita, para que los objetivos se cumplan por ambas partes.

Por ello son tan importantes los enlaces de forma permanente y utilizando los procedimientos adecuados. Debe ser por tanto una prioridad absoluta por parte de cualquier opción política.

La escuela es el lugar de encuentro, de vida, de hacer crecer las semillas que se plantan, y durante un tiempo, mantenerlas con las variables adecuadas. Después, el propio caminar de cada uno, irá indicando el camino a seguir.

¡Quien la lleva la entiende! Esto no es un juego, aunque se aprende jugando. Esto es un arte.!

Paco Llopis Maestro

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