Imagina que eres Prieto

Imagina por un momento que eres un chico de 18 años, generación 2005, que juega en el juvenil A del Córdoba C.F. Eres de los mejores, mediapunta y máximo goleador del equipo. Un imprescindible. Pero el fútbol no lo es todo, sino que, con buenas calificaciones, has comenzado a estudiar una ingeniería. Llevas el 7 a la espalda en la mayoría de partidos, el peso del equipo pasa por ti, le gustas a la mayoría de chicas de tu edad. Podría decirse que la vida te sonríe, que, aparentemente, tu adolescencia es la soñada.

Y, en uno de esos días que pasan en tu ambiciosa juventud, decides, con motivo del puente que conmemora el Día de la Hispanidad, salir de fiesta con un colega por Sevilla.

¿Por qué no? Me voy el miércoles y me cojo el primer tren de vuelta. Me pongo los chinos beige con la camisa verde que me quedan flama. Antes de las 9 estoy en Córdoba ¿Qué puede salir mal?

Y sales. Y te lías más de la cuenta porque al parecer una muchacha ha querido saber algo más que tu nombre. O cualquiera que haya podido ser el motivo por el que no llegas a la estación a tiempo para coger el tren de las 07:40, del que tenías billete.

Y tu móvil, el cual usas por última vez a las 07:22 para transmitirle a tu padre que estás camino de la estación, se queda sin batería. Y, como eres parte de esa nueva generación alérgica al efectivo, no llevas pasta encima. Sin un duro, que se decía antes. Intentas explicarte, colarte y hacer lo que haga falta para llegar a Córdoba a una hora prudente porque no quieres ver la cara de enfado de papá y mamá.

Y pones un pie en Kansas City tras corroborar que no hay forma de subirse a uno de esos trenes que hacen parada en Córdoba. Y te esfumas. Desapareces como lo hace la primavera un buen día de mayo cordobés, de golpe y porrazo.

Imagina que a partir de ahí se habla, y mucho. Que se dice que había copas de por medio —y ¿por qué no? ¿Quién no se ha pasado con las copas alguna vez en sus tiernos 18?—, que si te han atropellado, que si te subiste al coche equivocado haciendo autostop, que si te has metido en un barrio que no debías… que puede que tu desaparición tuviese que ver con una especie de juego o apuesta —siendo ésta la más inadmisible de todas—.

Y tu familia, acongojada por un tic tac de reloj que ya marca el cuarto día desaparecido y que parece desvelar una cuenta atrás en lugar de un cronómetro en marcha, escucha frivolizar banal e impunemente a especialistas de salón que arman conjeturas trágicas sobre tu paradero.

Escucha teorías macabras sobre la vida de su hijo, de su hermano o de su primo. Sobre su vida, o sobre su muerte. Un ademán de ruleta rusa en el que la teoría más aceptada decide la vida, la incertidumbre o la más absoluta oscuridad. La esperanza o el dolor más intenso. El pabellón de las sombras.

Imagina que eres Prieto. Imagina que eres familiar, amigo, vecino, o lo que tu original inventiva te permita pensar. Prudencia, apoyo a familiares y amigos y esperanza de que Álvaro vuelva a la vida.

Ánimo.

Paco Cobos Periodista

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12 comentarios en «Imagina que eres Prieto»

  1. Me he metido en el cuerpo de este chico y lo único que se me ha ocurrido es acordarme de tanto inútil que elucubra
    con mi vida y con las vidas que no son suyas, porque si de sus hijos se tratara, ay amigo…
    Yo espero como tú que Álvaro vuelva con vida.
    Magnífico Paco.

    1. tengo mi nieto de la misma edad me pongo en los zapatos de los Padres Se que Dios va permitir que vuelva sano y salvo por qué el esiderocordioso ánimos a sus familiares …

  2. Que pena que se pierda así una persona y por culpa de un revisor que le hace apearse por no funcionarle el tlf. donde llevaba el billete.
    Estamos viviendo una época que solo tienen plebiscito los chorizos, delicuentes y los invasores amigos de Sánchez EL MORO.

    1. Claro. La culpa es del revisor que está haciendo su trabajo. Que habrá escuchado esa historia lo menos tres veces al día.

    2. Gracias por esta publicación, empatía, cuidado y todo el ánimo para unos momentos tan duros, he escuchado también hablar de una manera tan macabra en un asunto como este, o aprovechar una situación así para arremeter un partido político. Por favor, respeto, cariño y cuidado.

    3. No se pueden buscar culpables en este caso. ha sido una imprudencia del chaval que le ha salido muy cara . El resto de personas solo ha hecho su trabajo, puesto que tienen miles de casos como el suyo, de personas que vienen de fiesta e intentan colarse en los trenes.

  3. Tod@s nos ponemos en el lugar de esa familia aunque es imposible sentir el dolor que están sintiendo pero aquell@s que tenemos hij@s de la edad de este chico sentimos un nudo en la garganta y la impotencia de no poder hacer nada solamente compartir y pedir que pronto vuela a casa sano y salvo y tod@s podamos deshacer el nudo que nos está apretando.
    Comparte el hashtag: Tod@s somos Alvaro!🍀
    Trébol de cuatro hojas de suerte y verde de Esperanza.

  4. 16/10/2023 a las 13:24Tu comentario está pendiente de moderación. Esto es una vista previa; tu comentario será visible cuando se haya aprobado.
    yo es la primera que escribo aquí han sido los hijos de… puta seguridad que se mueran todo los que había en la estación y todo su gente maricones soy de Córdoba y se tengo que ir para adentro voy este país se convierte en una mierda llevo 2 día mal figura sus padres una bomba le ponga a todos

  5. Al final Paco no volvió a casa con vida. Estoy totalmente consternada.
    Tú qué estás en los medios de comunicación ¿no hay nadie que denuncie a esta pandilla de sinvergüenzas que se ceban con las familias cuyo único deseo es que su hijo vuelva a casa sano y a salvo? La vida de nuestros hijos no pueden entrar en la tele basura de ninguna de las maneras.

  6. No conocía a Alvaro, pero desde el momento que desapareció no he podido de dejar de pensar en él y en su familia, no se si por la rabia o la frustración del terrible desenlace …. me ha venido a la mente si habrá tenido algo que ver la reacción de la gente con él, por el mensaje equivocado que actualmente se nos está mandando a la sociedad, me explico: ¿y si Alvaro hubiera sido una chica de 18? como dejar a una chica de 18 años en una situación así, sin móvil, sin dinero, sola… pero a un «tío de 18 años» ¿para que brindarle ayuda? que se las apañe, no? y mejor ni fiarse porque cualquiera sabe…, era un chico ejemplar, como la mayoría de los chicos del planeta, y para su madre y muchas madres de adolescentes son nuestros niños de 18, pero si vemos al hombre como una amenaza ¿quién va brindarle ayuda?

  7. CUANDO ÉRAMOS NORMALES…
    Cuando éramos normales, RENFE le habría ofrecido una alternativa a este chico.
    Cuando éramos normales, al haber perdido un tren y verlo desesperado, le hubieran echado una mano con otro billete o, al menos, permitiéndole cargar su teléfono para pagarlo con su tarjeta o le habrían dejado llamar a casa.
    Cuando éramos normales, incluso habría algún voluntario para pagarle un billete que lo llevara a su casa porque éramos empáticos y siempre pensaríamos que ese chico podía ser el hijo de cualquiera de nosotros.
    Cuando éramos normales, RENFE habría revisado todos los trenes al principio y final de cada recorrido y ese chico no habría estado casi cinco días muerto entre dos vagones.
    Cuando éramos normales, habrían rodado cabezas en RENFE, no sólo por su incompetencia que también, sino, sobre todo, por vergüenza y decencia.
    Cuando éramos normales, ese chico posiblemente seguiría con vida, pero no somos normales. Nos hemos envilecido, deshumanizado y perdido el sentido de la decencia y de la responsabilidad.
    Mucha pena por ese chico, Álvaro Prieto merecía haber encontrado mejores personas y organismos públicos más responsables en su camino.
    D.E.P.

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