Ya está. Ya tienes tu logro Mónica. Quién te iba a decir a ti, una ministra casi sin competencias que no ha sido capaz ni de aprobar el estatuto marco de los médicos, que ibas a quedar en la intrascendencia política. Eso jamás, que ya mismo vienen elecciones en Madrid y si el barco se hunde ahí estarás tú para hacerle frente a Ayuso. Mónica, la salvadora del pueblo woke que se ha enfrentado a los malvados fumadores, contra la presidenta de los 7.291 marcados a fuego de una izquierda que sólo mira la paja en el ojo ajeno.
Ya has aportado tu grano de arena, sacado tu cobro personal a cuenta de tus apoyos en la causa de blanquear la corrupción y debilitar el Estado de Derecho. Ha merecido la pena. Ahora ya serás la líder la “libertad” coaccionadora que nos prohibió poder echarnos un cigarro en una terracita al aire libre junto a su cervecita por derecho después de 12 horas de trabajo para pagar impuestos.
Ya eres aquella que nos decía lo que no teníamos que hacer con la boca. “Con todas las cosas que puedes hacer con la boca, ¿vas a usarla para vapear?”, reza tu campaña de publicidad que llama a los jóvenes a usarla para otras cosas. “Pero que no sea para comer productos con azúcar”, le falta al titular para que cumpla ya todos los requisitos de la agenda gubernamental. Todo ello provocado por una aplastante “mayoría social”, según tus estimaciones sin encuestas. “No sólo de los no fumadores, sino también de los fumadores, que lo han pedido”. Sí hombre claro, creo que andan por ahí pidiendo los fumadores que se le pongan más impuestos al tabaco, que los asesores no se pagan solos.
No sé Mónica, fúmate un purito despacito, maestra —te redirijo al pique entre Morante y Roca Rey porque no creo que pilles la referencia—. Acuérdate de aquella noche veinteañera de finales de los 90 en un concierto de Estopa o de La Oreja de Van Gogh en la que caíste en la tentación y le diste un par de caladas al canuto de ese malote que te llevaba en moto y te traía loquita. O la vez en la que te fumaste un cigarrillo con una amiga que lo estaba pasando mal y necesitábais desestresaros. Acuérdate, fumate un purito despacito, y reflexiona sobre si tu “mayoría social” es real o si te la has inventado tú bajo el efecto de aquellos dos calos del concierto aquel de Estopa o La Oreja de Van Gogh.
Acuérdate de esa libertad —la libertad verdadera— antes de llevar el anteproyecto de tu ley antitabaco al Congreso. Hablando de eso, un colega mío dio ayer en la clave en el tiempo de descuento de las noches perdidas a la lumbre del caletaso montillano. Saben ustedes que la mayoría progresista parlamentaria no es ni mayoría, ni progresista, ni parlamentaria. Saben que cada diputado es esencial para sacar cualquier ley. Pues bien, ahí estaba el gaditano: “Quillo, ¿Y eso Ábalos —que declaró que, de los vicios que le achacan sólo eran verdad fumar tabaco y bailar salsa—… Ábalos va a votar a favor de eso?”.

Qué buenísimo eres Paco.
Pues dejemos a la señora ministra, parlamentaria y progresista que se fume su purito tranquilamente en su casita en la que acoge todos los días a su «mayoría social» y que den hasta con las hojas tan bonitas que tiene esa maceta tan bonita que tiene un poquito escondida.