El hijo de la Paqui que, a fin de cuentas, cuando se fue de aquí era normal, ahora dicen que es maricón perdido. No sé si fue el vecino de la hija de mi yerno me contó que cuando se fue a Madrid, a un barrio de esos de los suyos, Chueca creo que se llama, empezó a vestirse raro y a
tener más pluma que un pavo real.

Fíjate que por aquí ya se le notaba algo, pero no parecía para tanto. Sí es verdad que cuando era pequeño iba siempre con las niñas y, por mucho que el padre le insistiese, jamás le gustó el fútbol o el baloncesto. De hecho, dicen las malas lenguas que a su padre le pidió una Nancy Además, me llegó por otra parte que, por lo visto, se dedica a subir vídeos bailando y no se qué en una red de esas que lo puede ver todo el mundo.

Así que, por curiosidad, hombre que no es por criticar, le pedí al primo que me enseñara el Tik Tok ese y, madre mía las barbaridades que sube. Bueno, que eso por lo visto es muy normal ahora, subir vídeos moviendo el culo y diciendo tonterías. Pero vamos, que pobrecita la Paqui y la familia en general, porque la vergüenza que tienen que pasar no se la deseo ni a mi peor enemigo.

Y, sobre todo, como es la Paqui, porque mira que nosotros somos más abiertos, pero su familia… Me explico, somos más abiertos pero no tanto. Porque a mí me da algo si tengo un hijo así. Es que tú imagina que vas por el pueblo y te encuentras con tu hijo haciendo la loca con sus amigas.

Pero lo peor de todo es que cuando lo vi en la Plaza durante Noche Buena iba de la mano con un tiaco de dos metros y el tío Marcos me dijo que se estuvieron liando ahí delante de todos. Que una cosa es ir de la mano y otra muy diferente ponerte ahí en medio a darte besitos con un tío en frente de su familia, y de todo el pueblo.

Vosotros no seáis así que me da un infarto. Si os gusta un tío, pues bueno, qué le vamos a hacer, pero ponerse en mitad de la plaza del pueblo a toquetearse para que te vea todo el mundo y luego se comente… no me seáis ordinarios.

Y luego vendrán, encima orgullosos, con la bandera de colorines a decirnos que tenemos que
aceptar algo que no es normal. Como si tuviésemos que conceder lo antinatural como natural y comprar el discurso del amor libre y todas esas cosas que se dicen ahora.

Yo es que no lo entiendo. Puedo llegar a comprender que tú nazcas así y que te guste una
personas de tu mismo sexo. O sea, lo entiendo pero no lo comparto. Pero lo que no puedo
compartir es que lo exhibas sin pensar en tu familia y tus amigos.

Bueno, amigos. Que yo no sé si seguirá juntando con los del colegio y sus colegas de toda la
vida, porque yo, si tuviera un amigo así, tendría una relación cordial y demás pero salir, lo que es salir por ahí, no saldría con él.

¿Tú me imaginas a mí en un bar con el tío Marcos y que el tío Marcos estuviese diciendo
barbaridades sobre un tío o pidiendo una cerveza con voz de loca? ¿A qué no? Pues eso es lo
que digo, que no lo veo normal. Y espero que vosotros tampoco.

Pobre Paqui, cómo lo tiene que estar pasando.

Este, por desgracia, es un discurso que impera en las sociedades que habitan los municipios
pequeños. En los pueblos, donde se habla de todos y de todo, todavía hoy se crucifican,
socialmente, personas por el simple hecho de tener una orientación sexual diferente a la
establecida.

Hablemos menos y vivamos más.

Paco Cobos

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