La 39 Cata Flamenca de Montilla consiguió concentrar a mil personas en el patio de las naves municipales del recinto ferial en una noche en la que los aficionados al flamenco vibraron con el arte de los cantaores que estaban en el cartel.
Hora y media antes de que comenzara el festival, ya había medio centenar de personas esperando a que se abriera las puertas en la avenida de las Camachas. “Había ganas de flamenco -como decía el presidente de la Peña Flamenca El Lucero, Salvador Córdoba – y con un cartel que es un lujo hoy en día”. Este año la Cata de Montilla estrenaba ubicación, siendo el millar de entradas vendidas, calificado como “excelente”.
Antonio Mejías, anfitrión de la cata, abrió el fuego. Fiel a su evolución, el cantaor montillano arrancó los primeros aplausos de la noche, demostrando que aún es difícil saber dónde está el límite de su garganta. Tras Mejías, subió al escenario Argentina. El público la esperaba con expectación.
La cantaora onubense desde que presentara ‘Un viaje por el cante’ a finales del año pasado, está viviendo su mejor momento profesional. Anoche sacó su mejor versión, con unos fandangos de Alosno que quedarán para el historial de la cata. La joven artista se despidió cantando a capela, en pie, sin micrófono de por medio, ante un público que caía rendido a su cante.
La magia de la noche subió en intensidad en cuanto Arcángel tomó el relevo. El también onubense cerraba en Montilla un mes de agosto en el que se ha paseado por escenarios de Alemania, Suiza y Bélgica. Con conciertos a diario, Arcángel sigue respondiendo a esa parte de la afición –cada vez más numerosa- que lo definen como “la voz más optimista y esperanzadora de los jóvenes flamencos”.
La juventud, que había sido la nota predominante hasta ese momento de la cata, giró radical. El colofón a la noche lo puso Manuel Moreno El Pele. Muchos pelistas, entre el público. Se notó desde que el veterano cantaor cordobés se arrancó, con un silencio que hacía la noche más especial aún. Acababa así la cata flamenca. Desde hoy ya se piensa en la edición del 2014, prometen sorpresas positivas porque el festival montillano, que sirve de antesala a la Fiesta de la Vendimia, cumplirá su 40 aniversario.
