Taller para conocer en profundidad lo que genera la Violencia de género

Que la violencia de género es un problema es bien sabido, pero como detectarla y saber enfrentarse a esta lacra es lo que nos van a enseñar este taller instruido por D. Raúl Pérez González.

Organizado por la Asoprotecor (Asociación Provincial de voluntari@s de Protección Civil y Emergencias Córdoba) y con la colaboración del Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera, este taller será impartido por D. Raúl Pérez González,  Supervisor del área de Urgencias y Hospitalización del Hospital de Alta Resolución de Puente Genil, con sobrada experiencia en la gestión de situaciones de extrema violencia.

La Violencia de género es un problema de salud publica de primer orden, cumpliendo todos los criterios para ser definida como tal: alta prevalencia, elevada mortalidad, importante impacto económico y consecuencias graves en la salud de las mujeres.

El estrés y los abusos crónicos que implica el maltrato producen una alteración del sistema inmunológico y neurohormonal que favorece tanto la aparición de diferentes enfermedades (infecciosas, cardiovasculares, autoinmunes, etc.) como el empeoramiento de las existentes (asma, diabetes, cardiopatía isquémica, etc.).

Es decir, estar sometida a la violencia es un factor de riesgo para padecer enfermedades. La violencia enferma. La influencia de la violencia sobre la salud, persiste aún cuando ésta ha desaparecido y la acción de los diferentes tipos de abuso tiene carácter acumulativo sobre la salud de las mujeres.

Así, podemos observar, como las mujeres que sufren o han sufrido la violencia de género consumen 4 veces más psicofármacos, acuden 7 veces más a los centros sanitarios ó han tenido 5 veces más ingresos hospitalarios que las mujeres que no la sufren.

En cuanto a los síntomas que con más frecuencia han manifestado en el último año las mujeres que han vivido una relación de malos tratos según la Macroencuesta de 2015, se encuentran: cefaleas, dolores musculares, ansiedad, problemas gastrointestinales, insomnio, trastornos de alimentación, trastornos de personalidad ó irritabilidad entre otros.

Todas estas consecuencias en el estado de salud físico y mental de la mujer se deben a que la violencia de género produce una alteración en el equilibrio entre su cuerpo, sus emociones y su entorno. Se producen cambios cognitivos negativos que modifican sus necesidades ,sus creencias y su forma de pensar provocando un cambio en su estado emocional que tiene consecuencias biológicas que facilitan la aparición de síntomas psicosomáticos  y que desembocan en la instauración de las patologías descritas anteriormente.

Hoy día se sabe que una persona que se ve obligada a afrontar agresiones crónicas va a sufrir un agotamiento progresivo y una disfunción neurovegetativa. Los primeros signos de estrés dependen de la susceptibilidad de cada mujer, ya que la vulnerabilidad al estrés varía de una persona a otra, pudiendo comenzar por palpitaciones, sensación de opresión, de ahogo, de fatiga, trastornos del sueño, nerviosismo, irritabilidad, cefaleas, trastornos digestivos, ansiedad, etc.

Debemos visibilizar, no solo la muerte de mujeres a manos de su pareja o expareja, sino la multitud de patologías incapacitantes y las secuelas crónicas derivadas de la violencia de género.

Antonio Galán

 

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