1 de cada 6 sufriremos un ictus a lo largo de la vida

Esta semana se ha celebrado el Día Mundial del Ictus, enfermedad que se da mas frecuentemente de lo que que se pue creer. Se preevé que 1 de cada 6  españoles lo sufra a lo largo de su vida por lo que cualquier consejo preventivo siempre es bueno.

¿Que es un Ictus?
El ictus o mas popularmente conocidas como embolias, son un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro. Este grupo de patologías, también se denominan accidentes cerebrovasculares (ACV) y se manifiestan súbitamente. El ictus es el equivalente a un infarto de corazón, pero en el cerebro.

Existen dos tipos principales de ictus:

  • Ictus hemorrágicos o hemorragias cerebrales, que se producen cuando un vaso sanguíneo (vena o arteria) se rompe.
  • Ictus isquémicos o infartos cerebrales, que ocurren cuando una arteria se obstruye por la presencia de un coágulo de sangre. A menudo, este trombo es originado en el corazón y se desplaza hasta el cerebro, donde interrumpe el flujo sanguíneo.

Cuando se sufre un ictus, el daño cerebral adquirido puede ser irreparable y dejar secuelas graves, que repercutan de forma notable en la calidad de vida de los afectados. Después de un ictus, sólo un tercio de los pacientes se recupera totalmente, otro tercio queda con secuelas y otro tercio fallece. Además, el 25% de las personas que padecen un ictus mueren durante los 30 días siguientes.

Factores de riesgo del ictus

Los estudios epidemiológicos demuestran que el ictus, tanto isquémico como hemorrágico, comparten factores de riesgo con las otras manifestaciones clínicas de la arterosclerosis (cardiopatía isquémica, isquemia periférica, etc.). La edad y la hipertensión arterial son los principales factores de riesgo asociados al ictus. Así, alrededor del 70% de pacientes con ictus, son hipertensos. Otros factores de riesgo como la diabetes, la hiperlipemia, el tabaquismo, la obesidad o el sedentarismo no son menos importantes y deben ser identificados y tratados, si es que no se han abordado ya antes de haber sufrido un ictus.

La prevención primaria del ictus se basa en la identificación y corrección de estos factores de riesgo para evitar este accidente cerebrovascular cuando aún no ha ocurrido.

A pesar del descenso progresivo de la mortalidad, el envejecimiento de la población condiciona una mayor incidencia de la misma. En los hospitales públicos andaluces, se atendió a 14.856 pacientes por esta causa durante 2013 (8.162 hombres y 6.690 mujeres, con una edad media de 70,9 años).

De igual modo, la mejora de los cuidados y las medidas de prevención determinan un incremento en la prevalencia de esta enfermedad. Así, muchas de las personas que sobreviven a un ictus tienen un importante grado de incapacidad y de dependencia, lo que lo convierte en una enfermedad de alto impacto sociosanitario.

Andalucía cuenta, desde 2011, con un Plan de Atención al Ictus para favorecer la detección y el diagnóstico precoz de esta enfermedad y mejorar la asistencia sanitaria a estos pacientes desde una perspectiva integral. El Plan ha conllevado cambios organizativos para que cualquier paciente que sufra un ictus tenga acceso al diagnóstico y tratamiento en fase aguda, especialmente al tratamiento farmacológico trombolítico y está también desarrollando el abordaje mediante neuroradiología intervencionista.

Para ello, se han consolidado equipos multidisciplinares de ictus, unidades de ictus y unidades de referencia. La formación específica para profesionales también está contemplada en este Plan, con casi 1.000 profesionales formados en colaboración con la Escuela Andaluza de Salud Pública; al igual que el impulso de la investigación, con proyectos como el recientemente aprobado.

Reconocer los signos de alarma y activar la cadena asistencial

El ictus es un tipo de enfermedad cerebrovascular caracterizada por una brusca interrupción del flujo sanguíneo al cerebro, en el caso del ictus isquémico, o un derrame, en el caso del hemorrágico. En ambos casos, pueden quedar afectadas las funciones del sistema nervioso central, originando una serie de síntomas variables en función del área cerebral afectada, como son adormecimiento o parálisis de la mitad del cuerpo, confusión repentina y dificultad para hablar, dificultad de visión repentina, inestabilidad, disminución del nivel de conciencia o aparición de dolor de cabeza de forma brusca, entre otros.

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Si bien, puede ser difícilmente identificable, los síntomas o signos de alarma del ictus deben ser conocidos por la población para, entre todos, poner en marcha los circuitos del Código Ictus.

Este código es un sistema de alerta inmediata que activa el procedimiento de actuación sanitaria prehospitalaria basado en el reconocimiento precoz de los signos y síntomas de un ictus con la consiguiente priorización de cuidados y traslado inmediato por parte de los servicios de Urgencia a un hospital cercano donde se puede llevar a cabo la terapia más adecuada.

La activación del Código Ictus se considera ya una prioridad básica en todos los centros sanitarios de la sanidad pública andaluza y los propios equipos de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES 061). En el último año el incremento de activación de este código se sitúa en el 24,17%, lo que demuestra la valoración y preocupación que va adquiriendo esta enfermedad en nuestro entorno. Concretamente, durante este año los centros coordinadores de urgencias y emergencias del 061 han activado en 719 ocasiones el Código Ictus.

Plataforma de abordaje integral del ictus en fase aguda (Aid-Ictus)

Este proyecto de investigación lo lidera la neuróloga Dolores Jiménez, directora del Plan de Andaluz de Atención al Ictus y directora de la Unidad de Gestión Clínica de Neurociencias de los hospitales universitarios Virgen Macarena y Virgen del Rocío de Sevilla, y el objetivo final es diseñar, desarrollar y validar una plataforma tecnológica capaz de dar soporte a un plan integrado de atención al ictus en fase aguda.

Esta herramienta combinará tecnologías avanzadas de aplicación en los distintos escenarios asistenciales y permitirá compartir información y conocimiento entre médicos de urgenicas y emergencias, especialistas de neurología, neurocirugía y medicina intensiva en tiempo real para garantizar una asistencia de calidad en términos de seguridad del paciente, equidad en el acceso al servicio y optimización del uso de recursos sanitarios.

La experiencia de la telemedicina aplicada al ictus del equipo de investigación andaluz, con las iniciativas consolidadas de ‘teleictus’ e ‘ictus móvil’ en el ámbito de Sevilla y Huelva, han permitido dar ahora este importante paso, que de poder desarrollarse, podrá ser exportable a otros programas asistenciales que permitan la teleasistencia y transferir los resultados al Sistema Nacional de Salud y a la industria tecnológica, estableciendo un marco para los derechos de propiedad intelectual y permitiendo el retorno de la investigación no sólo en términos de salud sino también en crecimiento económico y generación de empleo.

 

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